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las 12:30 del pasado sábado 13 de diciembre tuvo lugar la presentación del poemario «Amar la herida» en la librería alicantina Pynchon&Co. Por si aún queda alguien que no lo sepa, Carmen Juan es la madre de la criatura. Por si aún queda alguien que no lo sepa, con este poemario ganó el VII Premio de Poesía Joven «Pablo García Baena» organizado por la editorial La Bella Varsovia. Que no es poco. Tampoco es escasa la acogida que está teniendo este libro: ya se ha colado incluso en alguna lista con lo mejor del 2014. Con estos antecedentes no era de extrañar la expectación que despertó su presentación, a cargo de la propia autora, la editora de La Bella Varsovia Elena Medel (llegada directamente desde Córdoba) y el poeta alicantino (de Novelda, para más señas) Joaquín Juan Penalva.
«Qué hay debajo de esta ciudad sin debajo», se pregunta Carmen Juan en su poemario. No está del todo claro, pero lo que sí quedó patente es que existen cientos de amantes de la poesía agazapados por toda esta ciudad que no deja de sorprendernos. El evento se anunciaba a las 12:30. A las 12:45 ya no cabía un alfiler en la planta superior de la librería, donde estaba previsto el acto. Muchas personas tuvieron que conformarse con quedarse en la planta de abajo, escuchando pero sin ver absolutamente nada. Y aún así se quedaron. Porque era bonito escuchar a Carmen y no podíamos dejar pasar la oportunidad de asistir a las aportaciones de Medel y Penalva. Aquello fue mágico y todavía no sabemos muy bien por qué. Porque se creó una atmósfera de respeto y admiración y de «lo estábamos deseando». Porque los poemas de Carmen siguen conmoviendo por muchas veces que los hayas leído o escuchado. Y porque fue bonito hasta el agobio de apenas conseguir ver por la multitud de cabezas que no querían perderse nada de lo que allí estaba sucediendo.
Carmen es una de esas autoras que son especiales sin saberlo
Éxito no siempre es sinónimo de calidad, pero en este caso, parafraseando a Groucho, haremos una excepción. Carmen es una de esas autoras que son especiales sin saberlo. Es una autora que aún no ha cumplido los 30 pero tiene la voz madura. La edad de los escritores se mide como la de los perros: 24 en el DNI, muchos más de vida. Carmen coge lápiz y papel (sí, todavía) y empieza a escribir con más necesidad que voluntad. Tampoco sin La Bella Varsovia esto hubiera sido posible. Quizás sin Elena Medel «Amar la herida» se hubiera quedado en el cajón de los proyectos frustrados. Gracias a ellas, y a otras muchas, podemos decir que poesía y éxito son posibles y lo que pasó el sábado en Alicante es un ejemplo contundente. Algo está cambiando en las letras de esta generación. Lo veremos. Seremos testigos. Tenemos infancia y heridas para rato.
