A
sitiendo a la proyección de ‘Mustang’ en imprescindible VOS, tuve la sensación de estar viendo una cinta de denuncia de la época de la transición española. Salvando las distancias geográficas, generacionales, culturales y de medios técnicos de los que se disponía en cada momento, el germen del proyecto es el mismo: la genuina, justificada y visceral rabia ante las injusticias de los totalitarismos, ya sean políticos, religiosos o del signo que sean. No es un cine surgido de la caudalosa mente creativa de un guionista que fabula en el territorio de lo imaginario, sino que proviene de la necesidad de plasmar un grito de ira en forma artística.
Se palpa en los fotogramas que la directora, y co-guionista, la turca nacionalizada francesa Deniz Gamze Ergüven nos habla de algo que conoce muy bien y ha vivido muy cerca. Esa inmediatez, esa cercanía a lo narrado, esa rabia apenas contenida es, a la vez, su mejor aliado y su peor enemigo en su doble labor artística. Porque la cinta nos regala momentos memorables como la manera brillante e inesperada en la que se filma el viaje en autobús a un partido de futbol y la posterior asistencia de las chicas al mismo.

Recordando a ‘Las vírgenes suicidas’ (1999), la mejor película de Sofia Coppola, se contrasta la realidad de las frías imágenes televisivas con la fiesta infinita que supone esa escapada para las chicas. Más parece que están danzando a los ritmos de moda en el club más in de la ciudad que asistiendo a un partido de la histérica liga de futbol turca. Otros momentos de gran belleza y sabiduría fílmica son el inicial baño en el mar que desencadena todo el drama (aunque la peli deja bien claro que podría haber sido cualquier otra cosa), un terrible disparo en off o los momentos de intimidad entre las hermanas.
Pero junto a ello, encontramos escenas que rayan en el tremendismo, en la exageración y en la excesiva evidencia cinematográfica (seguro que en la vida real es mucho peor, pero “LO REAL” no siempre funciona bien en pantalla) sólo perdonable bajo el parámetro de un cine de guerrilla, de lo inmediato, que, como decía, me recuerda a nuestro cine de la primera democracia, en el que se mostraban los temas más delicados sin filtro alguno. Erguven, afortunadamente, procura mantener la cabeza fría y no caer en efectismos innecesarios y sólo carga las tintas en el personaje del tío de las protagonistas.
Otro defecto del film, bastante más evitable, son algunas inverosimilitudes de guión (ese personaje salvador que aceptamos porque, ante todo, estamos ante una bella fábula moral) y escenas rodadas de manera artificial como la secuencia al poco de iniciarse la cinta en la que la abuela castiga físicamente a las niñas, en la que las chicas al contrario del resto de la cinta aparecen ante nuestros ojos “actuando” en lugar de “siendo ellas”. Aunque se ha comentado mucho, no está de menos señalar que el casting de las 5 hermanas y su interpretación es el gran acierto de un film que podría ser un desastre con actrices peor elegidas.
Francia-Turquía-Alemania, 2015.- 97 minutos.- Director: Deniz Gamze Ergüven.- Intérpretes: Erol Afsin, Ilayda Akdogan, Doga Zeynep Doguslu, Elit Iscan, Ayberk Pekcan, Günes Sensoy, Tugba Sunguroglu.- DRAMA SOCIAL.-
En un pequeño pueblo, al norte de Turquía, cinco hermanas huérfanas de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años pasan el verano en un jardín paradisíaco de risas y juegos inocentes sobre las olas del Mar Negro con los chicos de la escuela. Sin embargo, la condición de la mujer en el país no tardará en provocar rumores de inmoralidad y escándalo de las jóvenes, así que sus familiares, a través de la abuela y el tío, deciden hacerse cargo del asunto; esto es, prepararlas y precipitarlas hacia su destino de futuras esposas.