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ada de monedas, nada de tickets, nada de dinero en tu cuenta como te descuides, también. Pero somos jóvenes y nos gusta la tecnología. Gracias a este método el Low Festival se hizo con el galardón de Festival más tecnológico 2014 en los Premios Fest. Lo dicho: todo sea por la tecnología.
Las canciones de Zahara hicieron retumbar el suelo. Lejos de las melodías suaves anteriores, sus dos últimos trabajos (aunque definitivamente este último) han consagrado a la artista como una de las voces con más carácter de su generación. Una generación de cantantes demasiado edulcoradas a las que ella ha sabido dejar atrás para pisar el barro. Zahara ha vuelto a salvarnos la vida y ella sin enterarse.
Después llegó el turno de Los Enemigos, a los que simultaneé con Holögrama, por aquello del contraste. La mítica banda madrileña no decepcionó, sobre todo teniendo en cuenta que el público en los festivales ya va predispuesto a pasarlo bien, lo cual facilita mucho el feedback. Ejercicio de nostalgia y rock de toda la vida. Estos tíos son de los que permanecen.
Llega la hora de reponer fuerzas. La oferta gastronómica ha aumentado con respecto a la del año pasado. A los clásicos puestos de comida (carnes a la brasa, hamburguesas, crepes…) se le suma ahora la moda de los food trucks (para los no iniciados: comida en caravanas). Bendita variedad. Mientras, los Perro sonando en el escenario. Así da gusto.
[su_icon icon=»icon: clock-o» background=»#e2dfdf» color=»#e07b24″ size=»24″ shape_size=»12″ margin=»0px 20px 0px 0px»][/su_icon] 23:45. Los primeros cabeza de cartel hacen su aparición. La banda Kasabian tiene una legión de fans que llenaron en cuestión de minutos el recinto. ¿Antes he dicho calor? Olvidaos. Sauna masiva se acerca más. Pero merece la pena cuando estos ingleses están sobre el escenario haciendo vibrar al personal. Hubo para todo: clásicos del “Velociraptor!” y canciones de su último disco. Por conciertos así se va a un festival. Después de esto tocaba bailotear a lo Tarantino con Corizonas y su rock surfero y más tarde echar un vistazo a los omnipresentes Izal. The Strypes volvieron a poner las revoluciones a tope y finalmente The go! Team y Delorean nos dejaron el cuerpo preparado para darlo todo con los DJ’s invitados. O según las energías, para irse a dormir. Que el día siguiente iba a ser duro.
[su_icon icon=»icon: clock-o» background=»#e2dfdf» color=»#e07b24″ size=»24″ shape_size=»12″ margin=»0px 20px 0px 0px»][/su_icon] Sábado 25 de julio, 20:00 horas. Grupo de expertos solynieve empiezan puntuales. Grupo de expertos solynieve es como Los Planetas sin llegar a ser Los Planetas. Pero sigue siendo Jota y eso ya es mucho. Me sigue emocionando. Pocas formas mejores se me ocurren de empezar la jornada del sábado. Seguidamente, Él mató a un policía motorizado nos recordó a las mujeres bellas y fuertes (también a ellos) que en Latinoamérica también saben ser indies.
Peace y L.A (con aparición estelar de Russian Red incluida) nos hicieron agotar nuestras fuerzas justo el tiempo necesario para comer algo antes de ver a los grandes esperados de la noche (¿o debería decir «el gran esperado»?): The Libertines, con el carismático y decadente Pete Doherty a la cabeza. El público necesitaba su dosis de post-punk británico y la tuvo. Pete Doherty es un músico que ha ganado peso con los años, física y profesionalmente hablando. El músico es un torbellino que disfruta de lo que toca y consigue que los asistentes disfruten con él. Tener al lado a Carl Barât ayuda. God save The Libertines.
[su_icon icon=»icon: clock-o» background=»#e2dfdf» color=»#e07b24″ size=»24″ shape_size=»12″ margin=»0px 20px 0px 0px»][/su_icon] No podía decaer el ánimo. A las 1:25 tocaban The Drums y son otros imperdibles. The Drums of New York City, como repitió en varias ocasiones el brillante Pierce. Su bailoteo hipnótico y sus canciones frescas culminaron con el ya mítico “Let’s go surfing”. Gustosos nos hubiéramos ido a surfear, de no ser porque todavía quedaban Los Punsetes y su pop estático además de Yelle. Electropop del bueno (los franceses saben de esto) y ritmos pegadizos que nos tuvieron danzando hasta casi las 4 de la madrugada, turno de Grises. Un colofón nada gris para un día que se alargó hasta la madrugada gracias a DJ’s como 2manynachos y los archiconocidos elyella DJ’s.
[su_icon icon=»icon: clock-o» background=»#e2dfdf» color=»#e07b24″ size=»24″ shape_size=»12″ margin=»0px 20px 0px 0px»][/su_icon] Domingo 26 de julio, 19:00 horas. Último día de festival. Las energías no se resienten y llegamos al recinto aún más pronto. La banda barcelonesa Mi Capitán lleva poco pero arrastra mucho. Con componentes como Ricky Falkner, Víctor Valiente o Daniel Ferrer, entre otros, forma una especie de collage con todos los grupos anteriores en los que han tocado sus miembros. Siempre he pensado que un músico no es un monologuista de la Paramount. Está bien interactuar con el público, pero sin excesos. Últimas noticias: hacer el cuñado no mola. Y no miro a nadie.
[su_icon icon=»icon: clock-o» background=»#e2dfdf» color=»#e07b24″ size=»24″ shape_size=»12″ margin=»0px 20px 0px 0px»][/su_icon] A las 20:00 empieza el que es para mí unos de los conciertos más esperados del Low Festival. Nacho Vegas vuelve por estas tierras y sería un crimen perdérselo. Tengo la teoría de que cuando en un festival toca un artista de este nivel, la gente que está ahí, en ese escenario, es la que verdaderamente se ha enterado de lo que va esto. Y esto va de “Me he perdido”, va de “Perdimos el control” y va “Dry Martini S.A”. Pese a sus últimos trabajos, donde se dedica a una especie de canción protesta, Vegas es el mejor músico español de los últimos años y eso no admite discusión.
Nos perdimos el principio de Jero Romero, aunque seguro que nos lo perdona. El ex Sunday Driver tocó las canciones que le han llevado al éxito en solitario. Con mucha esencia de su anterior formación pero un toque más intimista, las canciones de Jero son simpáticas y relajantes, de fácil tarareo. Un concierto necesario para reservar fuerzas, ya que los siguientes fueron los Supersubmarina. Indie-rock altamente bailable para todos los públicos, uno de esos grupos que si bien no necesarios, son muy lucidos en cualquier festival ya que ponen en pie a todos los asistentes. Al saco de Love of Lesbian, Vetusta Morla, etc.
Tras un poco de tranquilidad con La Bien Querida y su sonido depresivo-naif llega la última guinda de este Low Festival: la banda inglesa Foals. Éramos muchos los que esperábamos este concierto y no decepcionaron. Muy al contrario, se lanzaron al público (literalmente) y ofrecieron una muestra de rock elegante donde también hubo tiempo para los gritos en algunas de sus últimas canciones. A estas alturas poca voz nos quedaba, pero con Foals echamos el resto. Bien merecido se lo tenían.
Últimos coletazos del festival: Delafé y las flores azules siempre han sido extraños, de ahí su éxito. El tono de sus canciones pop pseudo-rapeadas o te encanta o te horroriza. En cualquier caso, buen momento para reposar y lanzarse a The Raveonettes, con su indie-garage danés (difícil clasificarlo), animaron al público pese a que las horas empezaban a hacer mella en muchos. Aún así, quedaba tiempo para Cosmonauts, incluso los más resistentes pudieron disfrutar de los BuffetLibre DJ’s y Bola Mono (del mítico local Mono, en Alicante).
Tres días seguidos de conciertos puede ser agotador. Debe ser agotador. El Low Festival 2015 llevaba en cartel a más de 70 bandas, 20 de ellas internacionales. Todos sabemos que un festival de esta envergadura puede ser un caos. Pero también sabemos que quien va al Low, repite. Que el Low engancha. Yo desde luego, lo tengo claro. Muestra de ello es que estoy escribiendo esta crónica para vosotros cuando necesito urgentemente un cura de sueño. Con la sonrisa en la cara, eso sí.