El escritor alicantino Bruno Francés vuelve a las librerías con ‘La chica del paraguas’ (Libros Indie, 2022), un libro de poesía vitalista que presentará el próximo sábado 14 de mayo en la Casa del Libro de Alicante a las 18 h. acompañado de la psicóloga Carmen Calvo.
‘La chica del paraguas’ es una obra poética, fruto de una historia de amor que nació un año antes de la pandemia y que terminó una semana antes de que se decretara el estado de alarma. A lo largo de esa relación, el autor se dedicó a escribir cada mañana al amanecer poemas en una servilleta de papel para su pareja. Ese gesto tan romántico quedó plasmado en 83 poemas que ahora Bruno Francés reúne en ‘La chica del paraguas’.
Espido Freire, autora del prólogo, ha calificado la obra como “un tipo de amor que nos eleva varios palmos por el suelo” y “casi demasiado bonito para ser verdad”. El libro, pese a estar formado por poemas, narra una historia de amor, que como todas atraviesa momentos felices, tristes, divertidos, aburridos… demostrando que aunque una relación llegue a su fin, no tiene por qué dejar un regusto amargo.
Bruno Francés Giménez nació en Alicante en 1971, donde reside en la actualidad y trabaja como profesor de literatura de Primaria. con su primera novela ‘Carpe Diem’ (Ed.Algaida) consiguió el I Premio Ateneo Joven de Sevilla (1996), fue finalista del premio Nadal en el año 2002 con la novela ‘Lo que nunca se olvida’, a la que siguió la novela ‘Camino viejo’ (Instituto Gil-Albert, 2000). Además de haber colaborado en distintos medios escritos como El Mundo, Sevilla Información, La Verdad de Alicante y formado parte en jurados literarios, posee la Cátedra Internacional de Dirección Cinematográfica (FIA, Ciudad de la Luz, Generalitat Valenciana, IVAC y RTV). Logró el premio al mejor guion en el Festival de Cine de Almuñécar 2003 con la obra ‘La culpa, todita, del tío Esteban’.
La saga juvenil ‘Supercity y Job Rompepiedra’ y ’Supercity 2.2’ (Chiado Books) le reportó un notable éxito entre los lectores. Con la misma editorial participó en la I y II Antología de Poesía Española Contemporánea ‘Y lo demás es silencio’. Como crítico literario forma parte de la prestigiosa revista digital Hunter.
Con el fin de adentrarnos en su último libro, ‘La chica del paraguas’, mantuvimos una entrevista con Bruno Francés.
¿Cómo surgió ‘La chica del paraguas’?
Tenía una relación y todas las mañanas cuando me levantaba para desayunar le escribía a mi pareja una poesía en una servilleta. La gracia estribaba en que tenía que ser una poesía sin ninguna corrección, de primera tirada. La relación terminó justo una semana antes de la irrupción de la pandemia y durante esa época me dediqué a recopilar todas las poesías y algunas más extensas que no cabían en una servilleta de papel. Básicamente, se trata de una historia de amor que empieza y termina. Me apetecía escribir una especie de recordatorio de esa época tan bonita que surgió en esa relación.
Entonces es un libro que se puede leer de forma cronológica porque cuenta una historia a través de la poesía, pero ¿también se pueden leer los poemas por separado sin que pierdan sentido?
Sí, por supuesto, se pueden leer de manera independiente. Es una selección de casi 200 poemas. Hay gente que me dice que el libro es muy largo para ser un poemario. Incluye 83 poemas, cuando normalmente suele haber 50. Simplemente, hice una selección y me parece que el contexto queda claro. Al tratar sobre una relación, algunos poemas son más divertidos, otros más tristes, algunos incluso de instituto… De hecho, una editora me dijo que no es lo que parece. Por la portada, parece una historia muy sencilla, pero tiene su trama. Lo que me gusta es que creo que todo el mundo la puede entender. Utiliza un lenguaje muy sencillo, muy directo; Espido Freire lo comenta. Se nota que al estar escrito de manera cotidiana el lenguaje es muy normal, llega a todo el mundo. Es muy asequible, del día a día, de estar por casa.
¿A qué público va dirigido, si es que está enfocado a un segmento concreto?
Creo que a partir de los 15 años puede leerlo todo el mundo porque juega un poco con la poesía larga, la métrica y la poesía clásica, donde hay sonetos, rima en consonante y también con el combinado de poemas pareados o cuartetos que se utilizan mucho en la actualidad en Instagram y en Twitter.
Ese tipo de poemas cortos gusta mucho a la gente joven ¿Es una forma de enganchar a este público al mundo de la poesía?
Así es. Hago esa combinación de poemas, pero siempre con buen gusto. En ningún momento se dicen palabrotas, no hay escenas sexuales… Es muy blanco y creo que bonito.
A pesar de los sinsabores atraviesa la relación que cuentas en el libro, este deja buen sabor de boca.
Sí. Una periodista que me dijo está escrito en el momento del duelo y aún así he sacado la parte buena. Creo que después de todas las experiencias que he vivido en la vida, me tomo el amor como si fuera un ser vivo. Nace, crece, se reproduce, en este caso se desarrolla y luego muere. Lo ideal es que muera a la vez que la persona física, pero si se acaba antes no deja de ser algo que ha estado vivo. Yo quería recordar esa parte bonita, sobre todo en un momento difícil, como el de la pandemia, en el que todo era un drama, muertes, encierro, malas noticias… además en un momento de ruptura, que duele.
¿’La chica del paraguas’ se queda con la parte buena de esa relación?
Sí, porque considero que eso es necesario cuando acabas una relación. Al menos yo me aferro a los momentos bonitos. El nombre de la chica a la que está dedicado el libro no aparece en ningún momento porque no lo veía prudente, además tiene pareja y me parecía de mal gusto.
¿Cuál ha sido la reacción de la chica que inspira el libro?
Le ha gustado mucho. Creo que cuando tienes una relación con alguien, se termina, pasan dos años y se publica un libro que refleja las partes bonitas de esa experiencia es lógico que le guste. Además, ella tiene las servilletas originales.
¿Cómo reprodujiste los poemas?
Se los pedí y me los mandó haciéndoles fotos. La relación es buena. Creo que es una historia bonita que sale a la luz en una situación oscura y negativa como la de la pandemia. Convertí el duelo en algo positivo y creo que a la gente le está gustando. El primer día de la Feria del Libro de Alicante se vendieron todos los libros. Creo que ninguno de los poemas dejan mal cuerpo.
Como antes comentaba, cuido mucho el vocabulario. Vengo de la época antigua, soy de los clásicos, y no me gustan los poemas que utilizan un lenguaje vulgar e incluso palabrotas para acercarse a la gente joven. Cuando yo estudié, la poesía tenía su métrica y sus reglas. Ahora parece que todo vale. De hecho muchos autores dicen que escriben poesía cuando en realidad son textos puestos en vertical, sin rima, sin métrica, sin composición…
Para mí lo importante de este libro es que se entiende, tanto por una persona de 15 años como por otra de 90. Tienes que conectar con el lector, si no conectas el libro está perdido. Si en los primeros poemas eso no ocurre, dejas de leerlo.
¿El éxito para ti radica no tanto en vender, como en que lo lea la gente?
Sí, y que guste. Está claro que las grandes editoriales tienen sus propias cadenas de distribución, su público y mercado. Libros Indie es una editorial pequeña y para mí el hecho de que lo lea la gente supone un éxito total.
En estos tiempos en los que las nuevas tecnologías y las plataformas en streaming ocupan tanto tiempo de la gente joven, ¿qué importancia le das a la lectura, un hábito que cada vez es menos común entre las nuevas generaciones?
Creo que el hecho de que la gente joven lea depende mucho de la educación que reciba en casa. Si los padres leen, los hijos leen. Es muy difícil que ese hábito se adquiera, a menos que los padres inculquen la lectura. Los cómics, o novelas gráficas como ahora se las llama, son un primer paso para enganchar a los jóvenes. Algo impensable que ocurra con los clásicos, como Calderón de la Barca, Valle-Inclán o Pérez Galdós. Ahora se leen libros de youtubers o de series de Netflix. Está bien que se lea de todo, pero una cosa es literatura y otra lo que se escribe ahora. La gente joven está acostumbrada al vocabulario del WhatsApp, de Instagram, de Twitter, consistente en frases cortas e incluso palabras acortadas como “pq”. Todo ese tipo de lenguaje a la gente joven le ha influido. Eso repercutirá en las generaciones venideras, es inevitable.
¿La falta de lectura conlleva el empobrecimiento de la lengua y que se cometan faltas de ortografía?
Claro, es un bucle. Leo, aprendo, escribo. Y si me equivoco al escribir, vuelvo a leer y llegará un momento en el que lo escriba bien. Pero todos esos valores se han perdido bastante. Por ejemplo, en las conversaciones por WhatsApp muy poca gente utiliza los acentos. No pierde tiempo en pulsar la tilde y piensa que no le va a importar al que recibe el mensaje. Me acuerdo que en el colegio al hacer los exámenes de dictados, a las diez faltas te ponían un cero. Ahora no, los acentos no cuentan. La ortografía va en decadencia.
‘La chica del paraguas’ creo que puede ser accesible para cualquier tipo de público por su lenguaje sencillo, pero que respeta las normas de la métrica. A mí particularmente los versos libres no me gustan mucho. Esta es una poesía que se lee de una manera rítmica y engancha por eso y porque creo que el amor siempre triunfa. Un poema de amor siempre te van a enganchar en algún momento. Refleja sentimientos muy sencillos. El libro cuenta el día a día de una pareja que se quiere, pero que en un momento dado se acaba. A todos nos ha pasado en algún momento de la vida.
A pesar de que el libro cuenta una relación que llega a su fin, transmite optimismo.
Exacto. Al final del libro, el último poema, que es el más largo y se llama “Cielo canalla”, resume toda la relación, no deja un mal sabor de boca. Viene a decir que si tú has sido esa persona, estemos juntos o no, siempre lo vas a ser. Mi memoria y mi pasado han sido esto y me quedo con el lado positivo. De hecho, la frase que cierra el libro es: “Te he querido muy bonito”.
¿Por qué el título ‘La chica del paraguas’?
Porque cuando empecé a salir con esta chica era abril y ese año llovía con frecuencia. Cuando quedábamos se ponía a llover y ella salía con el paraguas, pero nunca lo llegaba a abrir. La dedicatoria, de hecho, es a la chica del paraguas. Hay gente que le busca el sentido al paraguas como protección. Soy sencillo y me dejo llevar por las sensaciones que produce la vivencia personal. Los detalles de la persona creo que son lo que enamora.