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eptiembre debe su nombre al hecho de ocupar el séptimo lugar en el primitivo calendario romano. Aquel calendario constaba de sólo diez meses y empezaba en el actual marzo. Septiembre es un mes que supone el umbral que precede todos los cambios de la luz. Además, septiembre es, tradicionalmente, el mes de las vueltas al colegio… del retorno . Para dar la bienvenida a la rentrée sugiero recordar que esto laborator et erit Deus auxiliator.
Voy a hablar de eso … de la rentrée.
Hemos estado un año hablando de productos agroalimentarios. ¿Se acuerdan? Íbamos a hablar de «vino, frutas, verduras, quesos (sobre todo de cabra), dulces… alimentos… tomates, pimientos, cebollas, higos, brevas, melones, granadas, melocotones, albaricoques, uva, ñoras (Su Majestad la ñora), salazones, arroz, turrones, cerezas, nísperos… placeres que podemos encontrar en esta zona … y creo que lo hemos hecho.
Íbamos a hablar de placer… Lo vamos a seguir haciendo pero como he dicho antes esto laborator et erit Deus auxiliator.
Seremos como Rousseau en el jardín de Chambéry (Francia). Había un cerezo y el filósofo se subía para coger cerezas. Madame De Warens venía detrás, buscaba con la mirada, por entre las ramas, al joven Jean-Jacques y esperaba a que éste le enviara cerezas a la boca. Él tenía buena puntería y apuntaba siempre al escote, por cuyo canalillo se colaban las frutas… que luego él recuperaba. Dicen que eso animaba a Madame De Warens.
También podemos ser como Voltaire que mantuvo una relación con la marquesa de Chatelet durante 16 años (hasta muerta la marquesa) y en todo ese tiempo, no dejó de desayunar ni un solo día cien ostras con champagne y una taza de chocolate aromatizado con vainilla, canela y ámbar gris. Estos tres componentes eran tenidos por la medicina como afrodisíacos. ¡¡Viva la Ilustración!!
Ya decía Pavese en ‘El oficio de vivir’ que «en el fondo, el placer de follar no supera al de comer. Si estuviera prohibido comer, como está lo otro, habría nacido toda una ideología, una pasión de comer, con nornas caballerescas. Ese éxtasis del que hablan, el ver, el soñar cuando follas, no es sino, el placer de morder un níspero o un racimo de uvas«.
No me coman cualquier cosa, no se metan en la boca lo primero que encuentren. ¡¡Disfruten!! Hagan suya la máxima del Barón D’ Holbach: La primera obligación del hombre inteligente es cumplir con lo que le dicta el gusto.
Pues eso… esto laborator et erit Deus auxiliator… en octubre ¡¡olivas!! hablaremos de olivas.