El teatro es el arte antes de todas las artes, el núcleo primitivo de donde ellas se elevan divergiendo. Un pequeño teatro en el gran teatro del mundo. J. Estruch
El pasado15 de noviembre se celebró en el Teatro Principal de Alicante el evento que lleva por bandera el nombre del maestro de teatro don José Estruch.
En el ambiente, se notaban ganas de nuevo encuentro antes de entrar en la sala, saludando a compañeros/as que hacía demasiado tiempo no veíamos: confinamiento, pandemia, teatros cerrados… han sido hechos de los que todavía no estamos repuestos totalmente como sociedad.
Y téngase en cuenta, que, por fortuna, venimos de una Muestra de Teatro, que acaba de finalizar, y de unos Premios Max en los que se han cosechado varios galardones, y que incluso alguno de aquellos profesionales ha repetido premio en este evento, como es el caso de Juanjo Llorens desde su particular profesión iluminadora de espectáculos.
Se comprende pues que comenzara la gala con algo de retraso sobre la hora anunciada.
El patio de butacas no estaba lleno, como en otras ocasiones había sucedido, pero…
Además, era lunes, entre semana…
Enseguida se puso en funcionamiento el engranaje y las distintas partes de la gala se fueron engarzando: los músicos en el fondo del escenario acompañaron y crearon ambiente, los acróbatas y malabaristas pusieron un punto de emoción y riesgo en la misma realizando filigranas y peripecias audaces, mientras que el presentador –Morgan Blasco-, de pie, junto y alrededor del atril, iba, y venía, quizás un poquito serio. Téngase en cuenta la enorme responsabilidad de los organizadores del evento y del impulso necesario que hay que imprimirle para que, de nuevo, salga todo adelante y salga bien.
Recordemos que la Gala ha sido, y es, algo más que una entrega de premios; que la Gala Premios José Estruch, a mi entender, es un lugar de encuentro multidisciplinar e intergeneracional, un movimiento polifónico que gira evolucionando alrededor del hecho teatral y del maestro; un encuentro fugaz –efímero- asentado en el teatro que se ve y se hace en la península -que recala en nuestras costas- y también en el que aquí, en nuestra tierra, generamos cada día -tierra que le vio nacer y tierra de su primera juventud-.
Morgan, el presentador, se mantuvo en su habitual simpatía y así fue dando la bienvenida y salutación al público desde su atalaya en la embocadura del escenario; desde allí fue organizando el paso a las diversas intervenciones musicales o acrobáticas, animando nombre y contenido de los galardonados, solicitando su presencia sobre el escenario o anunciando a cada persona y cargo la entrega que tenía que hacer de la particular llantia o figurilla galardón –realizada en esta edición por Miguel Bañuls-. Todos los galardonados fueron homenajeados en directo, salvo dos de los premiados que no pudiendo asistir enviaron un video dando las gracias al Teatro Principal por este prestigioso Premio que lleva el nombre del maestro Estruch.
No hubo desajustes o desarreglos ni nada que no estuviera en su lugar cuando tenía que estar y, así, a la hora y poco de como había empezado, acabó el acto. El grupo de los galardonados se hicieron las correspondientes fotos sobre el escenario, y también en el hall, con la figura del maestro por fondo, como es habitual…
Junto a Israel Chaves, ahijado del maestro -y artífice de la donación de su legado al Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert-, y la histórica periodista Carmen Torres, autora de uno de los primeros artículos sobre el maestro –Canelobre, año 1991-, y otros, aplaudimos emocionados el acto de entrega de premios.
Cuando salimos a la calle una bella luna despeinada, casi plena, alumbraba la columnata, y, la figura del maestro, suspendida entre sus pilastras, parecía hacernos un guiño de luz rutilante, ¿para decirnos que no olvidemos la próxima Gala Premios Estruch de Teatro? ¡Je,je! ¡Cómo es la satélite hechicera!!
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola