Cuando uno se hace mayor, y si no se es demasiado obtuso, tiene clara varias cosas y dos de ellas afectan claramente a esta operación nostálgica con forma de película: Primero, que no puedes pretender gustar a todo el mundo y que, si te empeñas en ello, acabarás por no gustarle demasiado a nadie. Lo segundo: pretender sentir lo mismo que cuando éramos niños con una película, una canción, etc. es tan infantil como esas mismas sensaciones que añoramos.
La taquilla ha demostrado que este intento nostálgico no va a ser todo lo rentable que pretendían sus responsables. No es que el público no esté yendo a verla, es que no está acudiendo lo suficiente para rentabilizar el enorme presupuesto, tanto de producción como de marketing. No nos olvidemos que un esfuerzo titánico de varios años no se hace para cubrir gastos o duplicarlos, sino para obtener muchos beneficios… cosa que parece que no va a ocurrir. Con semejantes presupuestos no ha sido, es, ni será la única producción hollywoodiense en sufrir estas dificultades.
También se debe insistir en que el Hollywood comercial de los últimos diez años ha simplificado tanto los argumentos que entrega al público, que es normal lo vivido en la sala donde vi la peli y que, por lo que me cuentan, está siendo generalizado. La chavalería que conoce el mito, pero quizá no tanto las películas, no monta bulla insoportable como ocurría en mi adolescencia, cuando los cines se convertían en verdaderas juergas vespertinas. Los chavales de ahora simplemente se aburren en cuanto la acción para y los actores hablan. Y aquí la acción se detiene mucho para los estándares de las pelis de superhéroes y similares.
Y se aburren mucho. Y cuando llega lo bueno, para mí, es decir la trama y los diálogos… no los aguantan y, entonces, cogen el móvil. Y la sala oscura se convierte en un campo lleno de luciérnagas. Y los chavalitos y chavalitas salen y entran de la sala sin parar a hacer lo que demonios hagan en el hall de los multicines en mitad de la proyección.
No me enfada, en parte, también, porque el film es fácil de seguir y tampoco es que sea fascinante. Eso no quita para que quiera volver a verla antes de que desaparezca de las salas, algo que pasará en breve, dada la pérdida progresiva e imparable de pases. Me entristece por lo que significa de incapacidad para prestar atención a otra cosa que no sea un meme o una escena de acción de videojuego. Ese rechazo a cualquier cosa que necesite cierto esfuerzo de concentración nos aleja de la información veraz y contrastada y nos lleva al dato de cuál es la fuerza más votada entre los hombres jóvenes de España.
Y lo de videojuego es importante. Porque, en demasiadas ocasiones, el film parece más una aventura gráfica que una película. Entonces, tampoco el público adulto queda satisfecho con el resultado final. La cinta está por encima del nivel medio del blockbuster actual, pero de Indy se espera algo más que efectos digitales no demasiado conseguidos. La última de Misión Imposible, sin ir más lejos, está bastante mejor.
Esta película se estrenó en cines a nivel nacional el 30 de junio de 2023.Título original: ‘Indiana Jones and the Dial of Destiny’. Estados Unidos, 2023.- 156 minutos.- Dirección: James Mangold.- Intérpretes: Harrison Ford, Mads Mikkelsen, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Karen Allen, Boyd Holbrook, Toby Jones, Shaunette Renée Wilson, Thomas Kretschmann, Olivier Richters, John Rhys-Davies, Jill Winternitz, Mark Killeen, Alaa Safi.
AVENTURAS.- El arqueólogo Indiana Jones deberá emprender otra aventura contra el tiempo para intentar recuperar un dial legendario que puede cambiar el curso de la historia. Acompañado por su ahijada, Jones pronto se encuentra enfrentándose a Jürgen Voller, un ex nazi que trabaja para la NASA. (Fuente: FILMAFFINITY)