Interesante aunque no redonda propuesta canadiense que, aún bebiendo claramente de las ricas fuentes de David Lynch y, sobre todo, de los primeros Coen (‘Sangre fácil’), no carece de personalidad propia, creando un ambiente, unos personajes y una trama que interesa durante casi toda la proyección a pesar de que decae su fuerza en sus minutos finales.
Creando una protagonista femenina nada convencional, prototípica o generada bajo el prisma de la condescendencia, el film nos adentra en un curioso y emblemático lugar poco explotado por el cine (nos viene a la memoria ‘Niágara’ con Marilyn Monroe, ‘El eslabón del Niágara’ con Roy Scheider o ‘La primera vez’ con Jacqueline Bisset), las famosas cataratas, que no son mostradas como un bello y romántico lugar, sino como una decadente trampa para turistas, a mitad de camino entre un Las Vegas de garrafón -lo cual es mucho decir en términos de cutrez- y los aledaños de un parque de atracciones como los que nos mostraba Sean Baker en su magistral ‘The Florida Project’.
En ese entorno, nos encontramos ante una propuesta que vuelve a insistir en un tema recurrente en los dos o tres últimos años: la esquiva naturaleza de la verdad y la subjetividad de la percepción. Las verdades absolutas parecen haber desaparecido por completo (salvo para un segmento concreto de la población que se ha aferrado más que nunca a ellas ante la fragilidad e incertidumbre de todo lo que nos rodea) y sólo queda confiar en nuestra frágil cordura en un mundo que, en este caso, está formado por conspiranoides al frente de un podcast, policías poco motivados, ilusionistas inquietantes y ricos industriales perversos… o no.
En definitiva, un film irregular pero estimulante para degustadores de moderadas rarezas.
Esta película estará disponible en Movistar hasta el 13 de agosto de 2022.
Una joven regresa a su hogar natal, al lado de las cataratas del Niágara, y se ve envuelta en los recuerdos del secuestro que dice que presenció cuando era una niña. (Fuente: FILMAFFINITY).