La semana pasada me encargaron una conferencia sobre «Los vinos de G. K. Chesterton» dentro de un ciclo que se organiza sobre el autor. Me lo estoy pasando pipa releyendo sus obras. No puedo dejar de recomendarlo.
No recuerdo que me gustase tanto, y eso que me tocó hacer de Capitán Patrick Dalroy en una obrita adaptada allá por 1993.
En fin, Chesterton es totalmente imprescindible en esta época. El próximo artículo irá sobre este genial autor y lo que pensaba sobre el vino.
Esto lo cuento porque el 6 de diciembre es el aniversario de la abolición de la Ley Seca en los Estados Unidos (también conocida como Volstead Act)… y me ha pillado leyendo a Chesterton.
Viene a cuento ya que Chesterton defendía disfrutar de las pequeñas cosas, autocontrolarnos en el ejercicio de nuestra libertad… encontrar el punto medio.
Vamos allá.
Ha habido múltiples episodios de leyes secas. Así, podemos citar a lo largo del siglo XX:
– 1908-1945: en la Isla del Príncipe Eduardo, y brevemente en otras localidades de Canadá
– 1915-1922: en Islandia (La cerveza siguió prohibida hasta 1989)
– 1916-1927: en Noruega (el vino fortificado y la cerveza fueron incluidos entre 1917 y 1923)
– 1919-1928: en Rusia
– 1919-1932: en Finlandia
– 1950-2000: en algunos estados de la India.
Aunque estos temas vienen de lejos…
En el caso concreto de los Estados Unidos, la prohibición comenzó por el estado de Maine en 1846 y culminó con la aprobación de la 18ª enmienda a la Constitución de los Estados Unidos en 1920 que prohibió la elaboración, venta y transporte de alcohol.
La historia de esta estupidez empezó a finales del siglo XVIII, en 1785, cristalizando el origen de una radical oposición al consumo de alcohol. El político Benjamín Rush dijo:
En lo sucesivo será asunto del médico salvar a la humanidad del
vicio, tanto como hasta ahora lo fue del sacerdote. Concibamos a los seres humanos como
pacientes en un hospital; cuanto más se resistan a nuestros esfuerzos por servirlos, más
necesitarán de nuestros servicios
Tras más de cien años, estos movimientos continúan activos. Tienen el apoyo del puritanismo y se basan en la creencia de que es posible encontrar soluciones terapéuticas a lo que ellos consideran lacras sociales.
En 1869 se constituyó la Prohibition Party. Tenía el objetivo de influir en las votaciones de los senadores y congresistas para ponerlos a favor de las tesis y postulados prohibicionistas.
En 1895 se funda la Anti-Saloon League, con el objetivo fundacional de conseguir una América… limpia de ebriedad, juego y fornicación.
Se difundió la idea de que el consumo de alcohol era el origen de muchas familias rotas, del absentismo laboral y de la degradación moral. Esto tuvo reflejo en la literatura. Podemos citar al padre de Huckleberry Finn en ‘Las Aventuras de Tom Sawyer’.
En 1900, el Reverendo W.S. Crafts pidió, en la Conferencia Misionera Mundial, el inicio de… una cruzada civilizadora internacional contra bebidas y drogas.
Algunos Estados ya habían prohibido todo el negocio vinculado al alcohol dentro de sus jurisdicciones. Los grupos de presión prohibicionistas como el Prohibition Party, la Unión Femenina de Abstinencia Cristiana (WCTU) o la Liga Antitaberna, movilizados desde hacía tiempo, se hicieron finalmente oír en el Congreso.
Primero lograron que se aumentaran los impuestos que gravaban las bebidas alcohólicas. En 1914 el Congreso recibió más de 6.000.000 de firmas pidiendo la Ley Seca.
En enero de 1920 entró en vigor la National Prohibition Act o Volstead Act (que prohibía en todo el país no el consumo, pero sí la fabricación, transporte y venta de bebidas alcohólicas) incluyendo en esa definición todas aquellas que superaran 0,5 grados de contenido de alcohol etílico.
El objetivo era poner en marcha lo que se llamó el noble experimento (citando a Herbert Hoover) para planificar una sociedad conforme a los criterios morales de la clase dominante de aquellos años.
Debemos citar las palabras del promotor de la ley, Andrew Volstead, en vísperas de la entrada en vigor de la Prohibición:
“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno.”
Se modificó la Constitución para desterrar el alcoholismo de la sociedad. Fue la 18ª enmienda constitucional. Nada pudieron hacer los lobbies cerveceros, vinícolas y de los destiladores para mantener sus negocios legalmente.
Esta ley ordenaba multas y prisión por la venta y fabricación de bebidas alcohólicas, así como el cierre durante un año de los locales donde se detectase el consumo, salvo “el del vino para la Santa Misa”.
Se aceptaba el uso médico del alcohol, previa prescripción facultativa e inscripción en un registro especial. En este Registro se inscribieron casi 100.000 médicos.
La Ley Seca tuvo efectos contraproducentes. Fue derogada en 1933 y ratificada su derogación con la 21ª enmienda de la Constitución norteamericana.
Sus secuelas han tenido profundas consecuencias que aún colean. El precio de la bebida se disparó. Cientos de miles de personas empezaron a fabricar de forma artesanal bebidas alcohólicas. Se generalizó el mercado negro. Este mercado abastecía, muchas veces con bebidas sustitutivas adulteradas o altamente tóxicas. Se incrementó el consumo de licores destilados en detrimento de cervezas o vinos, así como la demanda de otras drogas anteriormente poco consumidas.
Se extendió la delincuencia y fue el comienzo de la puesta en pie de un colosal imperio criminal de bandas organizadas como nunca antes se había visto en la historia de los Estados Unidos.
Obviaremos consideraciones banales al manido tema de los gángsters.
Los términos racket y racketeer empezaron a usarse en la sociedad estadounidense para ya no desaparecer jamás. Por racket se entiende cualquier tipo de negocio ilegal dentro del crimen organizado.
Además, en contra de los pronósticos de los congresistas prohibicionistas, no sólo no se erradicó el consumo de alcohol sino que, como ya hemos apuntado, hubo efectos imprevistos simplemente nefastos. El alcohol pasó a tener un nuevo hechizo para consumidores y proveedores.
Este mismo esquema, y sus similares consecuencias, se dieron en los países nórdicos (protestantes). La única excepción es Dinamarca. Estos países establecieron la prohibición sobre las bebidas alcohólicas en los años veinte.
Hay que destacar que tuvieron la sensatez de derogarla en la mitad de tiempo que se mantuvo la Ley Seca en Estados Unidos.
Un ejemplo extremo de “Ley Seca” aún vigente puede encontrarse en algunos pueblos rurales de Alaska que han prohibido por completo la importación, venta y aún el consumo de bebidas alcohólicas. Los infractores pueden ser arrestados. Estos son intentos radicales de solucionar el gravísimo problema del alcoholismo y el suicidio en zonas rurales de Alaska, especialmente entre la población nativa tales como los inuit (esquimales).
Algunos estados continúan aplicando leyes locales para prohibir la venta de alcohol. Aunque hoy se permite en todo el país la venta de alcohol a mayores de 21 años, existen en Estados Unidos una gran variedad de leyes federales, estatales y locales que limitan y regulan la producción, la venta y el consumo de alcohol de acuerdo con factores muy variados, aunque sin repetir la prohibición absoluta de 1919.
Un caso paradigmático es el estado de Utah. El Departamento de Control de Bebidas Alcohólicas de Utah (UDABC) ha regulado la venta de bebidas alcohólicas desde 1935, dos años después del final de la Prohibición. Utah es uno de los 18 estados en los que la venta de alcohol no es libre. Esto significa que el estado tiene un monopolio sobre la venta al por mayor y/o al por menor de algunas o todas las categorías de bebidas alcohólicas.
La ley actual de Utah establece un límite de 3,2 por ciento de alcohol en peso (4 por ciento en volumen) en cerveza vendida en supermercados, convenience stores y en establecimientos que operan bajo una licencia de tipo «cerveza solamente», como tabernas, bares de cerveza y algunos restaurantes. La cerveza con más del 3,2 por ciento en peso (4 por ciento en volumen) está disponible en las licorerías estatales y agencias autorizadas así como en los clubes y restaurantes con licencia para vender alcoholes. En las instalaciones comerciales autorizadas, el tiempo en que el alcohol se puede servir es limitado, y el alcohol no puede ser vendido más tarde de la 1 de la madrugada bajo ninguna circunstancia.
También existen ciertas disposiciones conocidas como blue laws o Sunday laws, pretenden salvaguardar el domingo y prohíben vender alcohol ese día de la semana. Algunas también prohíben conducir. Tienen origen religioso y existen también en muchas partes del mundo.
El sistema es complicado y merece un trabajo aparte. Dos libros que explican bastante bien este embrollo son:
– “A History of Wine in America. From the Beginnings To Prohibition” de Thomas Pinney.
– “Wine in America, Law and Policy” de Peter Mendelson, un abogado californiano director del Program on Wine Law and Policy de la Universidad de Californa y, que además, tiene una bodega.
En fin, hoy… champagne para celebrar el aniversario de la derogación de esta estupidez.