Max Aub, poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, literato, autor y todos los etcéteras que se le puedan añadir relacionados con las letras, cumpliría mañana –o pasado- ciento veinte años. Su producción literaria es semejante, por decir algo, a lo que podría ser la de Miguel de Cervantes, o en menor volumen la de un Lope de Vega menguado, un Lorca en otro estilo o un Valle-Inclán en edad avanzada. Como ven ustedes, los ejemplos de autores escogidos no son casuales; son autores que, lo hayan querido o no, lo hayan pretendido o no, han redirigido y recreado la dinámica de la palabra, sea en prosa sea en verso, y la han liberado, arrancándola de su encorsetamiento, de sus ataduras para mostrar un nuevo, distinto, incondicional modo de expresión en el que esas mismas palabras han volado y llegado hasta nuestros días. Absolutamente todos se juegan algo: investigan, profundizan, buscan, ciernen, escogen para conformar otra vía expresiva distinta, acorde con el tiempo que cada uno de ellos vive. Son rompedores en su tiempo; serán clásicos en el devenir de los años.
Un servidor se ha acercado a la palabra de cada uno de los poetas mentados. Con respeto, con gran emoción. Me ha llevado años conocerlos, descubrirlos tan solo un momento; y desde hace bastante tiempo me acompañan. Pienso que es un regalo que se me ha hecho. Hoy hablamos de Max Aub.
Siempre lo he vivido como un autor solitario, dispuesto, entusiasta, imaginativo, comprometido, lúcido, locuaz, dinámico, de verbo fácil, expansivo, amigo y compañero. Tiene obra para cargar una carreta y propuestas que a poco que se ahonde en la historia del teatro o en la historia de nuestra España se les encuentra enlace solidario.
Mi experiencia con su obra ha sido heterogénea: a nivel personal he estudiado o leído mucho de su vasta creación -una cosa te lleva a otra-; a nivel pragmático tan solo me he comprometido sobre las tablas, con un par de textos suyos, uno de ellos el titulado El Teatro Español sacado a luz de las tinieblas de nuestro tiempo. ¡Fantástico! El resto esperan, o duermen, en la noche de los tiempos.
El teatro español sacado a luz de las tinieblas de nuestro tiempo pertenece a la línea de textos escritos por Aub que trastocan o modifican la historia, para contar otra realidad factible, viable o virtual, alterando los hechos en función del tiempo, algo que conocemos con el término de ucronía. En él, nuestro autor hace historia ficción, presuponiendo que la guerra civil española no ha existido, que la II República sigue vigente y que el mismo Max Aub es Director del Teatro Nacional desde 1939. ¡Pura ficción! En la puesta en escena de El teatro español… se recogía el ambiente de fábula histórica, que generaba una singular pregunta: ¿Cómo pudo haber sido España, de no haber sucedido la Guerra Civil?
Max Aub, al prescindir de la tragedia bélica, se recrea en presentarnos una España republicana en la que progresan sus hombres y mujeres al amparo de un sistema de gobierno que en esas fechas -1956- cumpliría 25 años de funcionamiento democrático. Brinda por tanto la posibilidad de, como sumo creador, reescribir la historia y dejarla discurrir como él cree que podía llegar a ser, cuajada de confidencias y noticias de autores –algunos desaparecidos-, “como si” continuaran entre nosotros escribiendo (la ficción dentro de la ficción, o el teatro dentro del teatro).
Fue en el año 2014 cuando estrenamos El teatro español sacado a luz… en el Auditorio La Lonja de Orihuela. Ese mismo día, en el mismo edificio y en una sala adyacente se podía contemplar la exposición “El final de la Guerra Civil a Alacant. Repressió y exili” de la Universitat d’Alacant, con fotos del Stanbrook, documentos, etc. De esa manera, en un mismo lugar y al mismo tiempo, se estaban dando –igualmente- las dos visiones contrapuestas del mismo hecho histórico, uno real y otro ficticio, uno doloroso y otro placentero… En uno de los espacios, las imágenes ciertas del fin de la Guerra Civil; en el otro, la ficción más inocente presuponía que esa contienda no había sucedido. Una contradicción que las artes, con frecuencia, facilitan o favorecen, sacando a luz, al mismo tiempo, un mensaje teatral doble y paradójico.
El teatro español sacado a luz… es sencillamente, un texto, como algunos textos clásicos, admirable, aunque sea un texto apócrifo (falso y fabuloso), que –estoy seguro- cualquiera de los autores dichos anteriormente -Cervantes, Valle-Inclán, Lorca, Lope- podría haber escrito, en pleno siglo XX, tras haber vivido lo espantoso de nuestra absurda y quimérica Guerra Civil, si la hubieran vivido y sobrevivido, claro.
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola