Huesca es una ciudad en la que se escuchan las campanas y en donde el silencio acompaña a lo largo de todo el día. La 37ª Feria Internacional de Teatro y Danza, que cada año se realiza a finales de septiembre, es como esas flores que amanecen y al poco se extinguen sin alterar en nada la dinámica del jardín que habitan. Sin embargo, hay durante este periodo de tiempo, el de la feria, una intensidad sublime de encuentros, muestras y discursos, una actividad aguda y rápida, por contraste, centrada alrededor de las artes escénicas.
Una treintena de espectáculos copan la feria, desde el teatro, la danza y el circo. Me gusta especialmente la lectura del programa de mano en los minutos anteriores al comienzo de cada espectáculo, y me gusta conocer lo que los creadores han puesto en palabra escrita lo que pronto será acción teatral, rítmica, sonora, dinámica. Abogo desde aquí porque se mantenga, como una deferencia hacia el hecho teatral, en la esperanza de que no se extinga esta especie de saluda, individual y colectiva a la vez, hacia el público espectador.
En la edición de este año se han visto muy buenos trabajos en cada una de las disciplinas; así, en Bailaban las perolas de Pablo Pérez y Laura López, danza contemporánea integrando una silla, un hombre, una mujer y una banda sonora en un espacio abierto en donde los personajes se buscan, se confunden o mezclan en el suelo o en la atalaya del sitial, en movimiento plural o doble.
En circo destacaría el espectáculo Searching por John, teatro de creación, de la Cía La Frontera, una especie de teatro circo y laboratorio fantástico, del que surgen y desaparecen objetos y acciones, con un solo protagonista que muestra y recrea un excelente nivel interpretativo corporal. En él, la escenografía y la utilería juegan un papel muy importante, que, junto a la diestra habilidad en la puesta en escena, colorean el trabajo acercándolo más al teatro que al circo, cuidadoso virtuosismo de técnicas circenses articuladas por la dinámica circular de los aros, anillos y ruedas de metal de distintos tamaños y texturas.

En teatro no podemos dejar de mencionar Las hermanas de Manolete, de El Reló Producciones y TeatroLabMadrid, una historia de ficción, según programa, basada en personajes reales. Una excelente puesta en escena, en la que se juega el teatro (el cine) dentro del teatro, una historia un tanto oscura alrededor del toreo, no exenta de explotación, de engaños, y de sacrificios. Muy buena puesta en escena y muy buena la interpretación, contenida o disparada, dependiendo del momento, de las tres intérpretes.
En mitad de tanto fuego, de Miramedia, con texto de Alberto Conejero, un monólogo difícil, triplemente difícil: en el mismo texto, en la interpretación y en la puesta en escena. Con recursos escénicos mínimos, una gestualidad contenida, carente de escenografía, la acción se centra en recrear la impronta de dos guerreros, Patroclo y Aquiles, amantes, empujados a la separación y la muerte. Excelente pieza antibelicista.
Rumbo a Faraut, recreación, teatro participativo y de pequeño formato de Onírica mecánica es un esfuerzo en lo vivencial diario, estructurado desde las herramientas escénicas. Cada sesión, minimalista, se construye para una treintena de espectadores que durante una hora imaginan otro mundo posible, al que se le llama Faraut, recreando un ambiente utópico desde el contexto hostil en que vivimos. Muy recomendable, para todo tipo de público.

Otras propuestas interesantes han sido Nevenka, de Histrión Teatro, Restos de un naufragio, de Producciones Teatrales Viridiana, La quebranta, de Titiriteros de Binéfar, o Nada, de Nostraxladamus, que se mueven en propuestas que se acercan al teatro histórico o realista, al teatro de texto, al teatro de títeres y objetos y al circo envuelto en animación escénica de calle.
Destacar por último dos cosas: la presentación de EKO. Pirineos de Circo y Urban Circus Label, proyectos alrededor de las artes de movimiento y su entrenamiento; y la mesa-debate alrededor de las llamadas Residencias artísticas, un modo de concentrar la práctica escénica, ensamblaje dinámico y activo de los creadores con su entorno social, en pleno siglo XXI, organizado por la Red española de Teatros y Auditorios. Con ellos, la oscense Feria Internacional de Teatro y Danza puso su broche de oro, y cierre, en esta agraciada ciudad aragonesa en susurro, casi insonora, áfona como la misma H con que comienza su nombre, salvo en los espacios escénicos y sus parleros escenarios.
– ¡Chisssss…!, comienza la función.
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola









