Alejandro Cremades ha cumplido un reto más, crear una escultura pública que mostrase la grandeza de la industria más emblemática de Elda desde finales del siglo XIX, la del calzado. La obra tenía que contener los elementos que la caracterizan, por supuesto, el zapato –con tacones conformando la base de la escultura-, pero, además, debía constatar la expansión de esta industria fuera de nuestras fronteras. Esto se ha conseguido con un gran mapamundi realizado a base de tubos de metal que conforman una esfera de grandes dimensiones que parece estar en perpetuo movimiento. Coronando la pieza encontramos a la bota que representa a la FICIA, la Feria Internacional del Calzado e Industrias Afines, la primera feria de calzado organizada en España. Se celebró anualmente en Elda, entre 1960 y 1991, con gran éxito internacional. Contemplando esta escultura, la idea del viaje del calzado eldense a cualquier parte del mundo nos llega rápidamente.

La concepción de esta pieza incluye un minucioso trabajo técnico. Cremades tiene amplia experiencia en la escultura en forja, pero en esta ocasión ha empleado también técnicas de maquinaria para el corte del metal, repujado de piezas, complejidades internas que se han agudizado ante las enormes proporciones de la escultura, que una vez montada, supera los cinco metros de altura.

Las emociones personales han tenido un influjo importante en este trabajo. Cremades es original de la localidad aunque en la actualidad reside en Onil, pero el título de la obra contiene su propio homenaje interno, ya que esta popular frase parece originarse a principios del siglo XX cuando el tatarabuelo del artista fue uno de los industriales que propiciaron la internacionalización del zapato eldense. Rafael Romero Utrilles, apodado El Salao, fue uno de los más notables empresarios de la industria del calzado eldense reconocido con numerosos premios, como la Medalla de Oro en la Exposición Internacional del Trabajo de París, en 1902, y otra de la misma categoría, el mismo año, en Londres. Romero creó su fábrica en 1876 y fue siempre de las más modernas y grandes de la localidad, empleando a más de cuatrocientas cincuenta personas y produciendo una media diaria de 800 pares de zapatos de todo tipo para hombre, mujer y niño. Muchos años después, su tataranieto recoge el testigo y regresa a su localidad de nacimiento para inaugurar esta escultura que representa la industria más importante de Elda desde finales del siglo XIX.

Para Alejandro Cremades «ha sido un orgullo y un honor que me hayan dado la oportunidad de representar algo tan importante para Elda como ha sido la FICIA y la proyección internacional que ha supuesto para mi población, de hecho la frase Elda, París y Londres procede de mi tatarabuelo que recibió una medalla de oro en París y otra en Londres por el calzado».

La inauguración del monumento en la Plaza de los Comuneros de Castilla se realizó ante la presencia del Alcalde de Elda D. Rubén Alfaro Bernabé y el artista de la obra escultórica.

Por Natalia Molinos. Excéntricos Comunicación.

 

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