Una vez más Zigor Anguiano ha sido galardonado por el Ministerio de Cultura, este año con el segundo premio, en el certamen anual que premia a las mejores encuadernaciones artísticas en España en el año 2020.
Su interés por la encuadernación le viene de familia, en concreto de su abuelo Modesto Calzada y de su tío-abuelo Jose María, ambos encuadernadores. Tras finalizar sus estudios de informática, en el año 1999 se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria con la intención de aprender encuadernación clásica. Durante 10 años permanece en la escuela formándose y también ejerce como profesor durante un tiempo. Aunque empezó como un hobby, en la Escuela de Artes y Oficios descubrió la encuadernación artística y desde ese momento tuvo claro cual era su futuro profesional. (Enlace a su página web: zigorencuadernacion.com/curriculum)
Zigor Anguiano tiene su propio estilo, fácilmente identificable. Su dominio del color y las transferencias son fruto de un gran trabajo de investigación y experimentación. Como muchos encuadernadores, sus primeros trabajos se nutrían de los grandes maestros de la encuadernación. Algunos de sus referentes fueron Ramón Gómez Herrera, en quien se inspiró para sus primeros mosaicos y en Sánchez-Alamo pionero en trabajar con transferencias, pero su gran talento personal hizo que casi desde el principio destacara por sus diseños y tratamiento de las pieles. Zigor ha dotado a sus obras de una enorme intensidad emocional. Sus encuadernaciones transmiten pasión y una gran técnica. Cada pequeño detalle contribuye a crear un conjunto armonioso e inspirador.
Desde hace cinco años tiene su propio estudio de encuadernación, en el casco antiguo de Vitoria. En él acomete encargos de lo más variados e imparte clases de encuadernación a grupos reducidos. La decisión de abrir su propio taller escuela le produjo cierto vértigo, pero el resumen de estos primeros años no ha podido ser más positivo. Está satisfecho con los resultados obtenidos. Y es que, además, el sector de la encuadernación artística tiene su problemática específica. En España no hay grandes bibliófilos (al contrario de lo que sucede en otros países), las instituciones públicas no suelen recurrir a los encuadernadores profesionales a la hora de hacer los encargos de encuadernación y quedan muy pocos comercios especializados en materiales y herramientas específicos de encuadernación.
Al preguntarle por el relevo generacional, comenta que la mayoría de los talleres están cerrando y ahora mismo él es el único que se dedica a la encuadernación artística en Vitoria. Por ahora no parece que ninguno de sus alumnos vaya a seguir sus pasos. En realidad, el interés de los alumnos por la encuadernación se limita a pasar un buen rato y a hacer trabajos interesantes. En cuanto al futuro, su objetivo es seguir avanzando en su oficio y compartir su experiencia y conocimientos. Su legado ya es ahora mismo impresionante y tendremos que esperar un tiempo para ver con qué nos sorprende en el futuro.