Los amantes de la encuadernación saben que hay muchas formas de encuadernar. Desde las encuadernaciones históricas (bizantinas, coptas, medievales…) hasta las más actuales, las artísticas, que también engloban una gran cantidad de técnicas y formas.
Los libros de artista se han convertido en un medio de expresión, tanto de encuadernadores como de otro tipo de profesionales. A través de ellos se plasman diversas disciplinas artísticas, como la escultura, la arquitectura, pintura, diseño, etc. Una de las ventajas que tiene es que aquí cabe todo, desde cualquier material, forma o conceptos. Se intenta transmitir más allá del contenido de la parte impresa, aumentando las opciones. Las estructuras quieren emocionar, hacer sentir, remover los cimientos del conformismo, ampliar la visión del mundo conocido. Quieren establecer una complicidad ente el artista y el espectador.
Dentro de esta categoría de libros de artista se podrían incluir las encuadernaciones hechas con la técnica de plegado y corte. Esta técnica tiene su origen en dos disciplinas japonesas milenarias, el origami y el kirigami. Origami significa “consiguiendo figuras variadas” mediante el doblado de papel, sin utilizar tijeras ni pegamento. Kirigami es el arte de cortar papel y crear figuras.
En el siglo XX, la escuela de diseño alemana Bauhaus sentó las bases de la modernidad, convirtiéndose en un referente artístico en todo el mundo. Los arquitectos usaban estas técnicas de plegado y corte para encontrar nuevos volúmenes y formas. Mediante cortes y dobleces estratégicos se creaban modelos tridimensionales.
Un artista de esta técnica es Darío Zeruto, un cubano graduado en Ingeniería Mecánica, afincado entre Barcelona y Milán. Es un gran experto en la volumetría del papel y el libro como objeto. Comparte sus conocimientos a través de talleres didácticos y ha expuesto en España, Italia, Francia y Serbia.
Las fotografías muestran un ejemplo de lo que se puede hacer con papel, bisturí o cuter y acuarelas. A partir de un papel de acuarela de 240 gr. se ha hecho el dibujo, luego cortado y finalmente plegado. El resultado es un objeto tridimensional, que cuenta una historia a través del texto y de la vista.
La obra está mostrando una historia que se puede visualizar. Hay espacios vacíos, zonas oscuras, colores ocres que hablan de sensaciones, zonas que se pueden escalar y llevan hacia un fin o a ninguna parte. Hacer una encuadernación así, con plegado y corte, le ofrece al artista un medio para dar rienda suelta a su creatividad y al espectador le da la oportunidad de compartir una idea a través de los ojos del autor.