Todo lo que saben Susana Domínguez y Lupe Roldán, lo han intentado transmitir a través de CODEX ESTUDIO DE ENCUADERNACIÓN DE ARTE, una escuela y punto de encuentro situado en el municipio de Rivas-Vaciamadrid. Han sido galardonadas tantas veces que los premios ya no les caben en la pared de su estudio de encuadernación. En sus páginas de Facebook tienen muchos de los trabajos que han hecho.
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Foto de Portada: «Pieces for peace», de Susana Dominguez
-¿El haber ganado tantos premios ha servido para que se os abran muchas puertas?
-Susana- No mucho. Quizás algún cliente y un nombre para la escuela, pero poco más. Las exposiciones y los concursos te permiten abordar proyectos y te abren puertas por el prestigio que te dan los premios. Aquí se ha notado la crisis de los últimos años. Ahora mismo no hay quien viva de encuadernar a bibliófilos. Cada vez hay menos encargos y alumnos y más talleres monográficos. Mucha gente interesada en aprender encuadernación, sobre todo gente joven, no puede permitirse pagar una mensualidad.
– Lupe- El bibliófilo ha cambiado. Antes la clase alta tenía una gran biblioteca y le gustaba que sus libros estuvieran encuadernados con oro. Ahora a los herederos no les importa. Así que hay menos clientes, pero más exquisitos. Buscan libros caros, de edición limitada e ilustrados. CODEX se proyecta a través de concursos internacionales y puede darse a conocer a esa élite.
– Vuestros libros son de una gran belleza plástica y muy vanguardistas. Explicadme un poco las técnicas que utilizáis.
-Susana- Utilizamos todas las técnicas y materiales. La piel con texturas, colores, tintes…. Lo que hago es modificar la piel. En los concursos utilizo el encartonado. Soy muy atrevida en el uso de materiales.
-Lupe- Visualmente somos muy distintas. Hemos llegado a la encuadernación por caminos distintos y en estos años nos hemos nutrido la una de la otra. Yo soy más escultórica, mientras Susana es más pictórica. Mi diseño es más global, con colores planos, con volumen e incisiones. Quiero aprender cosas nuevas, para poder enseñar y para aplicarlo en mis obras, como el uso de acetatos o polímeros.
-Empezasteis en el año 1998 y en estos 17 años ha habido una evolución. ¿Hacia dónde pensáis que va la encuadernación de arte?
-Susana- El futuro tiene que venir de los jóvenes. Son ellos los que pueden presentar otras alternativas. Pero lo tienen complicado. Al no haber una escuela oficial de encuadernación, tienen que recurrir a las iniciativas privadas y es caro para ellos. No hay una buena difusión que permita conocer lo que se está haciendo en otros países. No hay exposiciones. Sólo a través de Facebook llega algo, pero no es lo mismo ver una foto que contemplar un ejemplar y poder ver los matices.
-Lupe- Es complicado evolucionar cuando tienes que compaginar tu trabajo con la encuadernación, como es nuestro caso. Nos faltan medios para viajar a otros países y resulta muy costoso traer aquí a encuadernadores extranjeros. El acceso al trabajo que se está desarrollando en otros países es escaso. Y luego tenemos a una élite que no quiere enseñar. Nosotras aprendemos y avanzamos como podemos. Reciclarse es difícil cuando no hay gente dispuesta a compartir sus conocimientos.
-Susana- El espíritu de CODEX es completamente distinto. Nuestros cursos están abiertos a todo el mundo, porque queremos que sea un lugar de intercambio, donde compartir todo lo que sabemos.
-¿Cuál ha sido la participación de las mujeres en la encuadernación?
-Lupe- Hace tres años dimos una conferencia “Encuadernando en femenino”, donde contábamos como la encuadernación había estado en manos de la alta burguesía. Las mujeres encuadernaban los ejemplares de sus bibliotecas y lo hacían como hobby. Solo en los últimos años ha comenzado a llegar a todo el mundo, tanto a hombres como a mujeres, y es gracias a escuelas como Codex y su enseñanza.
-Susana ha estado este verano en Mexico DF impartiendo un curso de encuadernación. ¿Como ha sido la experiencia?
-Susana- Muy gratificante. Los alumnos han hecho un gran esfuerzo económico para que yo pudiera ir. En Mexico existe una afición increíble a la encuadernación, pero tienen pocos recursos. Es un país que tuvo encuadernación clásica hace años pero que se perdió con la llegada de la encuadernación industrial. Ahora comienza a resurgir con gran fuerza y talento, pero no tienen materiales ni herramientas. Los cursos les han permitido tener acceso a un tipo de encuadernaciones que no sabían ni que existían. Lo que más les asombró fueron las técnicas decorativas contemporáneas.
-¿Hay un futuro para la encuadernación de arte?
-Lupe- Creo que el futuro pasa por ediciones muy cuidadas, más que por deshacer el libro. Con el e-book el libro de bolsillo desaparece. El intermedio entre ese tipo de libro y el de los ricos es la edición del libro ilustrado y con encuadernación artística. Se trata de democratizar este arte, de hacer que llegue a la clase media.
-Susana- En España hubo un momento en que casi se despreciaba lo artesanal, a diferencia de otros países como Estados Unidos o Japon , cuyo mercado nos resulta bastante desconocido, países donde se vende todo porque ellos si aprecian el valor de lo manual. El futuro es preocupante porque están cerrando las tiendas y las fábricas de materiales y herramientas. Cada vez quedan menos. No hay una unidad entre los profesionales de este colectivo. La asociación que había de encuadernadores desapareció y las redes sociales sólo han sustituido en parte la función que tenía. Faltan mecenas que aporten medios para poder organizar exposiciones o hacer cursos. El oficio de encuadernador en España depende de los pocos que enseñan. Y si ellos cierran, se acabó la encuadernación.