Una senda es un pasadizo libre al aire libre. Es una vía que existe desde siempre modelada a golpe de pisada que rubrica la habitabilidad de un territorio y su actividad, siendo huella humana en tránsito. A veces es ancha; otras estrecha; serpentea entre los accidentes del terreno esquivando peñas, salvando desniveles.  Nos informa de quién la recorre, y, normalmente, es compartida por animales, amaestrados o salvajes, coleópteros, insectos, arácnidos, reptiles…Las mismas calles fueron en su origen veredas y los caminos, atajos, carreteras, no son más que la huella de hombres y mujeres que, afanosos, han deseado llegar a otro lugar impulsados por una necesidad, o movidos por un objetivo que les ha motivado a hacer ese trayecto.

La senda es término que contiene en sí mismo varios significantes, además de lugar por el que se transita. La senda puede ser la vía que se forma alrededor de la obra literaria de un autor/a; aunque, indudablemente, también podría ser tanto el camino físico que hubiera podido recorrer ese autor en su tiempo, como el camino que pueden recorrer, a posteriori, siguiendo sus pasos, los allegados, acólitos, creyentes. Igualmente podría significar la vía –o el estilo- que el dicho poeta o autor hubiera marcado en su época, bien porque sus escritos fueran determinantes, bien porque el mensaje que transmite fuera significativo, bien porque su vida fuera ejemplar, modélica, etc. De todas estas variantes tenemos ejemplos. Baste recordar a autores como Miguel Hernández, Juan de la Cruz, Lorca, Sor Juana Inés de la Cruz, Leopoldo Panero, Teresa de Jesús o León Felipe por nombrar un puñado.

La Senda del Poeta Leopoldo Panero en verano de 2023 en AIRE LIBRE

Con cada uno de estos autores se podría diseñar un mapa físico, y también un mapa topográfico, literario, terminológico… en el que se recogiese, a través del tiempo o su obra, los lugares transitados, para ser recorridos y evocados de nuevo.

Y eso es lo que desde hace unos años se está haciendo eficazmente, sorprendentemente, entusiásticamente. Se inició con la senda del poeta Miguel Hernández hace más de un cuarto de siglo en Orihuela y ahora otras ciudades, núcleos activos, se han sumado a este modo, cercano y humano, de recordar-rememorar a aquellos que abrieron camino, no solo físico, también moral, ético, político, vivencial… Suelen tener un soporte estructural muy importante en el que la palabra escrita del autor impregna de coherencia el acontecimiento, y así, de este modo, los participantes comparten tiempo y acción. Insisto: la palabra escrita del poeta es una argamasa capaz de hacer sólidos los encuentros, solamente ella, apenas nada más. Es un fenómeno extraño que sucede sólo cuando los asistentes, los participantes, se sienten realmente libres para estar, ser, opinar, decidir, colaborar, participar. Algo así facilita que la comunicación y el hermanamiento entre allegados funcione.

Sé que en Galicia se evoca a Rosalía de Castro, en Cataluña a Gil de Biedma, en Castilla-León a Panero… Hay más. Me estanco aquí, en la provincia de León, pues es aquí donde me he detenido este verano, en la llamada Senda de Leopoldo Panero.

La Senda del Poeta Leopoldo Panero en verano de 2023 en AIRE LIBRE
Senderistas en Molino Cela.

Hay que imaginarse un espacio abierto, para que ustedes se hagan una idea, y llenarlo de veredas de silencio, de horizontes en infinito, de caminos o carreterillas medio asfaltadas que se pierden en la lontananza… A veces, me quedo rezagado para ver paisaje y caminantes que, allá a lo lejos, forman un grupúsculo que, pigmentando el paisaje son casi casi como minúsculas hormigas. El paisaje de las comarcas de la Maragatería o de la Sequeda es tan grande, tan soberbio que nada lo altera. Es finales de agosto. La campiña nos absorbe y nos diluimos en ella. El paisaje sigue siendo lo que es: campos de cereales segados antaño por la hoz, y paisajes cegados por un sol perpetuo que hace de reloj de arena perfecto.

Las vegas, eriales y barbechos, páramos, heredades, algún caserío, fincas o lomas franquean un territorio en el que la poesía de Leopoldo Panero, desconocido en parte, emerge como esos campos de cereales que decíamos hace un momento.

Durante tres días se caminó y se habló del poeta, de su obra, de su devenir; también de su entorno social, político… Alrededor de una treintena de entusiastas senderistas, solidarios con su tarea, compartimos camino, aldea y albergue en los que fueron frecuentes los recitales, y en los que no sólo se leyeron poemas suyos, sino también de otros poetas de su tiempo como Miguel Hernández, Machado o Lorca, en un intento por rememorar a aquellos que durante el periodo de la guerra civil sufrieron desgracia, algunos, muy grave.

La andanza finalizó en la comarca de la Vega, tierras circundantes de Astorga; un recorrido no extenso en kilometraje, si intenso en vivencias… Hizo viento, e hizo frío y el ultimo día se cerró la senda en el Molino Cela, en la aldea de Nistal,  un bello lugar recuperado y relacionado con la vida y obra poética de Panero, en la ribera misma del rio Tuerto, pleno de huertas colmadas de maíz y de girasoles, de manzanos que, de alguna manera, me recordaban también nuestra senda miguelhernandiana, en el Levante oriolano.

¡Salud y teatro!

Paco Alberola

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Actor, director de escena, docente y autor. Doctor por la Universidad de Murcia. Ex profesor de la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia. Ex director artístico del Festival Medieval de Teatro y Música Medieval de Elche.

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