Con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Eusebi Sempere se le está preparando un homenaje. El evento, titulado Sempere, será una representación, un espectáculo de danza dirigido e interpretado por Asun Noales, con la Compañía OtraDanza, según leo en la programación del Teatro Principal, en Alicante.
Imaginamos que, por medio de esta plataforma expresiva y lenguaje escénico (la danza), la propuesta será una creación que traslade y ponga en escena lo que ha sido esencialmente la obra pictórica y escultórica de nuestro convecino nacido en Onil; y un encuentro entre artes plásticas y artes de movimiento, una fusión entre dos disciplinas complementarias, depositarias, cada una de ellas, del tiempo/acción –la danza- y del espacio –la pintura y la escultura-. El espectáculo, intuimos, vendrá ataviado con todo lo que comporta la lógica de una puesta en escena; es decir, escenografía, vestuario, iluminación, banda sonora…
Si Eusebi creó, inventó o plasmó un nuevo lenguaje para la pintura; si recreó un nuevo estilo para sus composiciones escultóricas, ¿cómo ese alfabeto propio no va a estar de algún modo reflejado? Otra cosa es cómo este particular lenguaje se traslada al mundo del escenario, a la representación teatral, hoy, en el primer cuarto del siglo XXI. La propuesta que veremos entiendo que será, por tanto, una puesta en escena en la que el protagonismo, posiblemente, se decante a resaltar la obra creada de Sempere.
Más, ¿cómo se traduce en movimiento corporal, en ritmo y desplazamiento espacial la obra –estática y dinámica a la vez- del mestre artesano?
¿Cómo la organicidad del cuerpo expresivo despliega o es capaz de ser –no de imitar- aquello que esencialmente Sempere creó?
Las líneas, colores, formas, volúmenes y materiales que conforman su lenguaje plástico, ¿tienen una traducción directa en lo gestual, en lo rítmico, en lo sonoro, en lo cinético de la escena?
Sempere, desde la templanza creativa que le caracteriza, perfora esa silenciosa quietud estructural de la obra plástica –lo estático-, para conseguir injertar en lo inmóvil la expresión de movimiento. Repito: ¿cómo, desde la danza –lo dinámico-, se consigue que esté presente lo estático, lo inamovible, lo no cambiante, lo eterno, y hacer que esa movilidad no sea su exclusiva o particular característica, sino que pertenezca a la pintura, a la escultura de nuestro creador onilense?
Creo que sólo allí, sobre el escenario, se podrá resolver este enfrentamiento de contrarios en el que cada una de las artes deberá ocupar el lugar de la otra para “ser la otra sin dejar de ser una misma” …
… que sólo allí, danza, pintura y escultura, se enfrentarán, no para anularse, sí para ser, como consecuencia de la mixtura, dos continentes en uno, dos contenidos en uno…
… que sólo allí veremos que la dinámica del movimiento en la obra de Sempere, a través del guiño de la danza, es un desafío no exento de riesgo, y seguro, que sugerente, quizás seductor…
Y que sólo allí podremos ver cómo, de nuevo, su obra vive, sobre la escena. el arte del movimiento, aquel en el que Sempere, desde el llamado Op Art –arte óptico- buscaba conscientemente la ilusión óptica o espectral en el objeto creado –¡al igual que en la escena!-, y recreaba, desde la pintura, o desde la escultura, un arte estático, rígido, íntegro, estricto, a la vez preñado del más prístino, esplendente y grácil movimiento.
Casi, casi como en la escena contemporánea.
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola
NOTA: ‘Sempere. Otra Danza’ se representará el 24 de septiembre en el Teatro Principal, en el marco del certamen ‘Alacant a Escena’.