En las dos últimas semanas se han estrenado, prácticamente a nivel mundial, tres cintas de terror fantástico fruto de la colaboración de la productora Blumhouse con Universal, el gigante de la distribución. Ninguna de las tres merecen el recuerdo. Ni la pretendidamente loca ‘Fantasy Island’, ni la farragosa ‘Crimen a contrarreloj’, ni el film que nos ocupa logran escapar de su aspecto de producto fast food prefabricado.
Y eso que con ‘El hombre invisible’ se podían concebir ciertas esperanzas a priori pues el director tenía un título previo bastante destacable en el género fantástico y de ciencia-ficción: ‘Upgrade’, una cinta que no tuvo suerte en España y pasó, prácticamente, directa al mercado de cine doméstico. Leigh Whannell mantiene su buen nivel en el apartado de la dirección (junto a la puesta en escena, lo mejor del film), pero naufraga en lo que se refiere al guión que da lugar a un film en el que durante más de medio metraje lo único que vemos es a los protagonistas (especialmente a la Moss) intentando defenderse de un enemigo invisible con algún objeto usado como arma en la mano. Ni Hitchcock hubiera conseguido darle interés al asunto. Y encima le sobra media hora por lo menos.
Entroncando con el subgénero noventero de maridos maltratadores de los años 90, el film toma ideas de ‘Durmiendo con su enemigo’ y ‘Doble traición’, entre otras. No se puede decir que el film sea aburrido, pero de ahí a las buenas críticas que ha recibido hay un largo trecho. Estas reseñas aduladoras sólo se pueden entender como una confusión entre calidad cinematográfica y conciencia social. El film merece el aplauso por introducir una contundente denuncia de la violencia machista en el comercial cine fantástico (lo cual amplía la capacidad de que ese mensaje llegue a más espectadores y de perfiles diferentes a los habituales), pero eso no tiene porque suponer que sea un film de calidad.
La confusión de ambas ideas me recuerda a lo que ahora se critica con razón de los años 60 y 70: en aquella época cualquier película progresista era buena y, por el contrario, cualquier cinta conservadora era mala. Y quien opinara lo contrario era un retrógrado. Algo parecido ocurre hoy en día: decir que este film es un rudimentario y pobre film parece denotar falta de sensibilidad hacia la lacra de la violencia machista. Nada más lejos de la verdad. Lo cortés no quita lo valiente.
Tres cuartos de lo mismo ocurre con la interpretación de Elizabeth Moss. Ponerle pegas parece ir en contra de una de las abanderadas del valiente movimiento “Me too”. Pero lo siento. Moss estaba impresionante en ‘Mad Men’ y notable en ‘El cuento de la criada’, pero aquí se limita a poner cara de desequilibrada durante todo el metraje.
Estados Unidos.- 2020.- 124 minutos.- Director: Leigh Whannell.- Intérpretes:Elisabeth Moss, Storm Reid, Harriet Dyer, Aldis Hodge, Oliver Jackson-Cohen, Zara Michales, Michael Dorman, Benedict Hardie, Renee Lim. POLICIACO DE ACCIÓN.
Cecilia rehace su vida tras recibir la noticia de que su exnovio, un maltratador empedernido, ha fallecido. Sin embargo, su cordura comienza a tambalearse cuando empieza tener la certeza de que en realidad sigue vivo.