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Los primeros meses como profesor comenta que no le resultaron fáciles, porque enseñar requería un gran esfuerzo mental. Transmitir los propios conocimientos no es sencillo, por mucho que se domine una materia. Los alumnos eran exigentes, preguntaban, cuestionaban y esa actitud le obligaba a esforzarse más. Enseñar le ha resultado al mismo tiempo satisfactorio, por la cantidad de buenos encuadernadores que han salido de su escuela, y frustrante porque no siempre ha conseguido plenamente sus objetivos.
Han trabajado todo en Llar del Llibre: encuadernación clásica, copta, vanguardista, dorados, mosaicos de piel superpuestos, diferentes estructuras de costuras… Respetuoso con la encuadernación clásica, Javier opina que la encuadernación vanguardista permite una mayor creatividad y es más fácil la aplicación de nuevos materiales o formas.
Se siente muy orgulloso de haber creado en Alicante la afición a la encuadernación, un oficio que no es muy conocido masivamente. Los profanos no saben todas las horas de dedicación que se esconden debajo de unas tapas bonitas. En los últimos años las redes sociales han sacado al encuadernador de su aislamiento. Ahora los encuadernadores de todo el mundo pueden estar en contacto de forma instantánea, compartiendo entre ellos y con cualquiera que esté interesado en conocer o aprender.
Javier sigue igual de activo tras el cierre de la escuela. En los últimos meses se ha dedicado a realizar encargos, ha impartido un curso monográfico sobre transferencias y teñido químico de pieles, y sobre todo, se ha divertido investigando y experimentando, porque Javier es una persona que siempre asombra cuando presenta un nuevo trabajo. Es de esos artistas que no buscan el camino fácil. De los que se implican y buscan nuevas alternativas con las que seguir sorprendiendo. Porque según sus propias palabras “la encuadernación es un mundo en el que una vez empiezas no te aburres”.