El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) vive un momento histórico. La exposición Kara Walker. Burning Village, inaugurada el pasado 28 de febrero, ha recibido hasta la fecha 44.296 visitantes, cifra que la sitúa entre las muestras más exitosas de la historia del centro.
La muestra, comisariada por la conservadora del museo, Rosa Castells, reúne 44 piezas procedentes de la colección Michael Jenkins y Javier Romero, consideradas uno de los conjuntos más completos de la artista en Europa. Entre ellas se encuentran dibujos, grabados, esculturas, libros de artista y uno de sus vídeos más recientes. De estas obras, 31 fueron donadas al MACA en 2021 y 13 llegaron desde Nueva York en 2024 para la exposición.
Más allá del impacto en público, el proyecto ha impulsado un programa de actividades paralelas con 902 participantes, que han permitido profundizar en las temáticas centrales de la obra de Walker: esclavitud, racismo y feminismo.
Castells subraya la relevancia de acoger a una creadora como Walker: “Su obra no es fácil ni complaciente y, aun así, el público responde. El arte contemporáneo cuestiona los problemas de su tiempo y en él se reconoce el visitante. Esta exposición ha permitido al museo convertirse en un espacio de encuentro, reflexión y crítica”.
El MACA, que en 2024 superó por primera vez los 100.000 visitantes anuales, confirma con esta muestra una línea ascendente tanto en oferta expositiva como en propuestas culturales.
Como colofón, el museo prepara una fiesta de clausura para el sábado 6 de septiembre, antes de que la exposición viaje al IVAM de Valencia, donde podrá visitarse entre el 25 de septiembre y el 22 de febrero de 2026.
La artista
Nacida en Stockton (California) en 1969 y criada en Atlanta, Kara Walker es una de las figuras más influyentes del arte contemporáneo internacional. Conocida por sus siluetas recortadas en papel, trabaja en torno a la violencia, la raza, la identidad y la sexualidad, abordando las heridas abiertas por el legado de la esclavitud.
Su trayectoria ha sido reconocida con premios como el MacArthur Fellowship Award (1997) o el United States Artists Fellowship (2008). En 2012 ingresó en la Academia Americana de las Artes y las Letras y en 2019 fue nombrada académica honoraria de la Real Academia de Arte de Londres.
La obra de Walker, en palabras de Castells, “seduce por su desgarro emocional, la fuerza intelectual que abriga y su extraordinaria belleza visual”, al tiempo que invita a repensar las narrativas históricas y sociales desde una perspectiva crítica.