a Asociación por la Libre Educación (ALE) nació en 2002 con el objetivo, entre otros, de servir de canal de comunicación entre las administraciones públicas y las familias que practican la escuela en casa, también llamada educación/enseñanza en familia o en el hogar y conocida internacionalmente como homeschooling.
Significa asumir de forma integral la educación de los hijos, tanto en los aspectos de la adquisición de conocimientos y habilidades, como en la transmisión de valores y principios, sin delegar ninguna de estas funciones en instituciones educativas -lo que no excluye contactar con profesionales o especialistas para ampliar su educación.
Las familias que educan en el hogar provienen de todo tipo de ámbitos, niveles de formación, poder adquisitivo y creencias. Algunos padres realizan la educación en el hogar desde el nacimiento de nuestros hijos. Otros desescolarizan por problemas o dificultades en el aprendizaje de los niños; pero, para todos, el factor común es la creencia en que la educación debe responder a un abanico de necesidades, intereses y estilos individuales de cada niño.
La educación en familia se desarrolla en la comunidad, por lo que el niño está inmerso en su medio. Los niños educados en el hogar realizan actividades deportivas, culturales o lúdicas, en compañía de otros niños.
Las familias asociadas en ALE entienden, como muchas otras que no escolarizan a sus hijos, que la constitución ampara la libertad de las familias a elegir la manera que consideren mejor para educar a sus hijos. Y también, que existe una falta de regulación o legislación al respecto de la educación en el hogar que dificulta la obtención de certificados académicos y la eventual incorporación de nuestros hijos al sistema de enseñanza presencial, no en función de una falta de formación, sino porque no se contempla que puedan existir formas alternativas de adquirirla.
Actualmente son muchos los países como Portugal, que prevé tres formas de desarrollar esta educación: Pública, privada y en la familia( la familia ha de comunicarlo a las autoridades del área educativa y realizar pruebas de evaluación a los 4, 6 y 9 años), Reino Unido, dónde La educación en casa es legal en este país, Italia (los padres pueden asumir personalmente la enseñanza de sus hijos pero han de demostrar capacidad económica y técnica para asumirla), Francia. (la no-escolarización es legal desde 1882) o Bélgica (dónde la educación en casa es legal desde 1983) e Irlanda (reconoce el derecho de los padres a proveer, libremente, la educación a sus hijos, en su hogar, en escuelas privadas o en escuelas reconocidas o establecidas por el Estado); los que permiten a los padres decidir sobre qué tipo de educación quieren para sus progenitores.
Otros países con reconocimiento legal son: Ucrania, Suiza, Luxemburgo, Austria, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Kenia, Puerto Rico, Argentina, India, Chile, Japón, Israel, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur o Canadá.
Alicante Mag ha tenido la oportunidad de charlar con Manel Moles sobre su libro y su experiencia con la educación en familia.
Un niño educado en casa habitualmente crece en un entorno más respetuoso, más adaptado a sus necesidades, más personalizado y también menos rígido y burocrático
Viendo su perfil profesional y su decisión personal de educar a sus tres hijos en casa, ¿supongo que en más de una ocasión le habrán preguntado por su condición de profesor de secundaria?¿Da usted clases en un centro escolar?
Mi profesión es de consultor informático, y desde hace unos años (más o menos desde el inicio de la crisis) también cubro substituciones en centros de Secundaria, como profesor en grados formativos. No puedo decirte en qué centro estaré este año porque aún no lo sé.
Muchas personas consideran este hecho, trabajar en un centro educativo y a la vez educar a los hijos en casa, como contradictorio, argumentando que si no creo en el sistema educativo, difícilmente podré dar clases de forma adecuada. Pero la educación no es una cuestión de creencias. Eso corresponde a la religión. En mi caso, una cosa es mi actividad profesional, y otra, proporcionar a mis hijos el mejor entorno educativo posible.
Por otro lado, en caso de existir alguna contradicción, sería en sentido contrario, como el albañil que contrata a una empresa para reformar el lavabo. En todo caso, quizás es algo que debería dar que pensar a los que llevan a sus hijos a la escuela, como da que pensar los médicos y otros profesionales de la salud que no vacunan a sus hijos.
¿La decisión que tomaron de educar a sus hijos bajo el sistema de la escuela en casa, vino promovida por una convicción anterior o por algún hecho concreto?
Tanto mi mujer como yo hemos sido fervientes defensores de la Escuela Pública desde que tenemos uso de razón. Hemos estado muy vinculados con la escuela desde siempre, primero como alumnos, claro, y después profesionalmente, en actividades extraescolares, comedores, colonias, y finalmente, tanto ella como yo, como profesores, y también, durante unos años, como padres de alumnos.
La decisión de desescolarizar (o mejor dicho, la de ofrecer a nuestros hijos esta opción, ya que ellos tienen la última palabra en este tema) no es consecuencia de un sólo factor, sino de la conjunción de varios.
Los más destacables serían que la escuela no estaba proporcionando a nuestros hijos lo que necesitaban o requerían, que estaban perdiendo el interés en aprender o que no nos quedaba tiempo, con la escuela y las actividades extraescolares, para compartir con ellos. El mediano cursaba entonces P5, y aún no sabía leer, y tanto su madre como yo sabemos qué pasa con un niño que no sabe leer en primero. También se daba el hecho de que acababa de nacer nuetro tercer hijo, y en ese momento teníamos muy claro que hasta P3 o P4 no lo íbamos a matricular en ningún centro educativo.
Comenzamos a mirar escuelas libres y centros educativos alternativos y finalmente entramos en contacto con familias que educaban en casa. Conocimos a sus hijos. Vimos que no eran ‘bichos raros’, ni tenían antenas, ni eran de color verde, y decidimos probar.
Usted es miembro de la Coordinadora Catalana pel Reconeixement i la Regulació de l´Educació en Família, ¿Cuáles son desde su experiencia las principales diferencias, si las hay, entre los niños/as educados en el seno familiar y los que lo hacen en la escuela?
Un niño educado en casa habitualmente crece en un entorno más respetuoso, más adaptado a sus necesidades, más personalizado y también menos rígido y burocrático. Su desarrollo es más libre y sólido. Esto hace que sean personas, generalmente, con las ideas más claras, más seguras de sí mimas y con mayor criterio y capacidad para tomar sus propias decisiones.
Por el contrario, los niños escolarizados crecen dentro de un sistema autoritario, que impone toda una serie de normas que muchas veces son difíciles de entender por los niños, y que a menudo, son simplemente arbitrarias o no responden a necesidades propias de su aprendizaje.
En los centros educativos, las decisiones ya han sido tomadas, y a los alumnos sólo les resta obedecer e intentar hacerlo lo mejor posible, sin cuestionarse si lo que están haciendo es lo que más les conviene o si les va a servir de algo. Y también, negando sus propias necesidades e intereses, que son consideradas debilidades, pérdidas de tiempo, o incluso cosas peores, dedicándose entonces a satisfacer supuestas necesidades futuras y dejando sin resolver las necesidades presentes, que son las únicas que son verdaderamente reales.
Las leyes están contínuamente adaptándose a la realidad social. Por ello es necesaria una realidad social que demuestre inadecuadas las leyes educativas actuales
¿Las personas que adoptan esta postura y la proliferación de asociaciones o grupos de apoyo a este tipo de educación pueden resultar determinantes para que dentro de no muchos años la ley os ampare?
La ley está al servicio de las personas y de su libertad, o al menos eso es lo que decía el prospecto, y no al revés, como mucha gente se empeña en creer, argumentando que algo no se puede hacer simplemente porque no hay una ley que lo contemple. Precisamente, las leyes están contínuamente adaptándose a la realidad social. Por ello es necesaria una realidad social que demuestre inadecuadas las leyes educativas actuales.
Aunque con algunas restricciones como la necesidad de comunicarlo al Estado, existen países de la zona euro como Reino Unido, Italia, Portugal, Francia, Bélgica o Irlanda en la que es legal, ¿qué cree que ha frenado a todos los gobiernos recientes para modificar ese punto en nuestra Constitución?
A nivel político no hay una volundad manifiesta en contra de esta opción educativa, aunque tampoco cuenta con demasiadas simpatías. Pero a pesar de ello, la Administración conoce la existencia de este fenómeno y es consciente de la necesidad de una regulación. Pero ‘Spain is different’. Tres son los motivos que la frenan. Primero, que la sociedad española aún no está preparada para ello. Aún existen infinidad de prejuicios y estereotipos sobre este tema, como demuestran los comentarios que se pueden leer cada vez que una noticia sobre este tema se publica.
Por otro lado, somos un colectivo muy minoritario, unas 2.000 ó 3.000 familias en total en todo el Estado. Esto hace que antendernos no suponga ningún beneficio político, con lo que no aparecemos entre las prioridades de los partidos. Por último, se trata de un tema controvertido, con lo que los partidos políticos pueden aprovecharlo para atacarse. Es decir, si lo regula un partido de la derecha, los de la izquierda lo atacarán interpretándolo como una medida que quiere favorecer a grupos religiosos conservadores. Si lo regula un partido de la izquierda, los de la derecha lo atacarán interpretándolo como una medida de apoyo a grupos antisistema y libertarios.
A pesar de ello, la ley educativa catalana, la LEC, ya nos reconoció, aunque de forma implícita, en su redactado de 2009, y sólo nuestra propia inexperiencia a la hora de movernos por los pasillos del Congreso ha impedido que apareciéramos en la LOMCE.
El libro que acaba de publicar se titula ¡ No quiero ir a la escuela! y en él nos transporta a través de la historia de Frank, un padre que debe enfrentarse a la negación de su hijo de acudir al colegio. ¿Cuánto de su familia hay en él?
No es un libro autobiográfico. Es una historia ficticia. Sin embargo, aprovecho el hilo conductor para introducir situaciones que explican y definen la realidad del movimiento homeschooling actual, con escenas basadas en experiencias reales vividas por diferentes miembros del colectivo.
¿Qué se va a encontrar el lector?
Una historia amena, entretenida de leer, a ratos divertida, a ratos tierna, a ratos un poco triste, sobre un personaje un tanto peculiar, pero rabiosamente normal, que se encuentra en una situación muy especial y en la que ha de tomar sus propias decisiones, a menudo a riesgo de equivocarse.
¿Debe ser la difusión de libros cómo el suyo, una fuente de información sobre la educación en familia para la sociedad?
El objetivo del libro precisamente es éste, el de dar a conocer esta opción educativa. Dar a conocer, no promover. No tengo interés ninguno en convencer a otras personas a optar por ella, mi intención es simplemente aportar mi grano de arena en arrojar luz a los prejuicios, estereotipos y desinformaciones existentes sobre este tema.
¿Es esperanzador el futuro de la educación en nuestro país?
Si cuando hablamos de educación nos estamos refiriendo al sistema educativo, es obvio que su futuro va a estar sometido a grandes cambios, no demasiado esperanzadores para los que puedan depender de él. Vamos a asistir a un progresivo adelgazamiento del mismo, que ha comenzado con los recortes y que va a continuar durante los próximos años con reducciones de horarios, con la incorporación progresiva del aprendizaje a distancia, reducciones de plantillas, cierre de centros, etc.
Pero yo prefiero interpretar educación como libertad. El conocimiento es libertad. Aprender para ser libres y ser libres para aprender. Y en este sentido, cada vez es más fácil y barato acceder al conocimiento, y ésto nos ha de hacer, a la larga, cada vez más libres.