En el universo turbio y adictivo de la novela negra, donde cada sombra oculta un secreto y cada página late con el suspense de una confesión a punto de estallar, hay nombres que, más que escribir, cincelan el género. Uno de ellos es Blas Ruiz Grau, quien acaba de ser reconocido con el Premio Costa Blanca 2025 en el marco del festival Alicante Noir, por su aportación literaria y su estrecho vínculo con la provincia que le vio nacer.
El galardón, que se entregará el próximo 12 de junio en Casa Mediterráneo —sede del festival y uno de sus colaboradores institucionales—, honra a escritores cuya obra orbita en torno a la ficción criminal y que, además, han sabido tender puentes entre el territorio y la literatura. Ruiz Grau, natural de Rafal (Alicante), se convierte así en uno de los referentes indiscutibles de la narrativa negra contemporánea.
Como colofón a la jornada, el escritor compartirá escenario con Santiago Díaz, ganador del último Premio Alicante Noir, quien presentará su nueva novela ante el público. Un tándem de lujo que promete convertir la velada en un hito para los amantes del género.
Un narrador con instinto de sabueso
Blas Ruiz Grau no necesita artificios para atrapar al lector: su trilogía protagonizada por el inspector Nicolás Valdés (No mentirás, No robarás, No morirás) es ya una pieza clave del noir español reciente. Tramas vertiginosas, personajes con cicatrices del alma y una investigación milimétrica han hecho de sus obras auténticos bestsellers, tanto de crítica como de público.
Con títulos posteriores como El cuento del lobo o El Quebrantahuesos, el autor ha demostrado que no hay crimen que se le resista ni lector que quede indiferente ante sus historias. La distinción del Premio Costa Blanca no hace sino confirmar lo que muchos ya sabían: Ruiz Grau no es una promesa, sino una certeza del panorama literario.
El festival Alicante Noir, en su cuarta edición, vuelve así a cumplir su misión: visibilizar el talento local, potenciar la cultura escrita y celebrar el vínculo indisoluble entre literatura y territorio. En este caso, el de una tierra que, bajo el sol alicantino, también sabe narrar desde la penumbra.
