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‘El ambigú’: Nostalgia consciente

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Conor Sherry y Gabriel LaBelle en una escena de 'El ambigú’.

Esta reivindicable película estrenada en España totalmente de tapadillo en la plataforma SkyShowtime nos acerca a una pequeña ciudad del estado de Nebraska en Estados Unidos. Conocemos al introvertido AJ y a su mejor amigo Moose, que actuará como su salvador mientras se meten en todo tipo de problemas, durante un verano, el de 1991, que ¡Cómo no! nunca olvidarán. En este sentido, este film es todo lo tópico que podemos imaginar y, a la vez, tiene una personalidad propia que se empeña en escapar del coming of age veraniego.

Los dos amigos, que apuestan en carreras de galgos y elaboran y venden su propia cerveza en secreto y a espaldas sus familias, hacen una inversión que parece ruinosa -por una serie de equívocos pagan mucho más de lo necesario por su concesión- para quedarse con la explotación veraniega del Snack Shack junto a la piscina (el chiringuito de la piscina sería la traducción más apropiada, pero la distribuidora le ha endilgado esta palabra de otro tiempo y de origen francés). Sin embargo, esta inversión sorprende no sólo a sus padres, sino también a ellos mismos, y se convierte en una experiencia inolvidable para los dos jóvenes de 14 años, generando, además, una cantidad considerable de ganancias.

Estamos ante una de las joyitas ocultas de 2024 que, además, debería marcar un estándar de mínimos para las dramedias juveniles que vengan después. El director Adam Rehmeier (autor de la menos luminosa Cena en América y de la tan terrible como cuestionable The Bunny Game) nos entrega en esta ocasión un film fácil de ver, lo cual no significa que sea una chorrada, ni que carezca de cargas de profundidad. Entre risas, fiestas y ligoteos, el dolor adolescente -cuya inmensidad insondable se nos olvida demasiado fácilmente cuando crecemos, llegando a ridiculizarlo injustamente- está siempre presente.

Mika Abdalla en una escena de ‘El ambigú’.

Así, vivimos junto a AJ y Moose un auténtico verano de montaña rusa de emociones, donde deben sobrevivir al acoso de tipos más mayores y corpulentos, el primer amor y el mencionado dolor. Todo parece más de lo que sus jóvenes cuerpos puedan soportar…pero no les queda otra.

Snack Shack, como suele ser habitual en las  historias de transición a la edad adulta, enfatiza la nostalgia, pero, en este caso es siempre consciente de ello y de las trampas de la misma. Por supuesto, nuestros veranos fueron muy diferentes pero, como estamos familiarizados con la cultura juvenil estadounidense, nos sentimos como en casa en fiestas repletas de alcohol que acaban con la llegada de la policía, con cochazos conducidos por adolescentes de 16 años y con sexo al borde de la piscina.

El director y guionista Adam Rehmeier se acerca más al mainstream que en sus anteriores cinta en este trabajo con fuertes tintes autobiográficos, utilizando el caos como herramienta narrativa heredada de las comedias de Greg Mottola y Judd Apatow, y se preocupa por priorizar las emociones. Pero no olvida que a esa edad en la que los dramas que parecen permanentes e irresolubles ni siquiera recordarán al mes siguiente, se borrarán de la memoria y dejarán espacio sólo para los buenos recuerdos. 

La envidiada figura del hermano mayor no puede faltar en esta crónica de cloro y aftersun: Shane, quien aparece cuando nuestros protagonistas se encuentran en apuros, se asegura de que los dos chicos crezcan y de que se cierren las brechas que se abren. 

Rehmeier disimula cada debilidad del guion y se centra en potenciar las excelentes interpretaciones del reparto. Gabriel LaBelle, que dio vida al pequeño Spielberg en Los Fabelman, continúa añadiendo nuevos personajes a los que mejorar con su talento puro y nos regala un personaje totalmente opuesto al de dicho film contrario, un adolescente seguro de sí mismo y alegre que descubre su verdadera naturaleza desde una edad temprana.

Aunque la desventaja de las historias de transición a la adultez suele ser la incapacidad de universalizar lo personal por sus limitaciones geográficas, el emocionante sueño adolescente de Snack Shack funciona a la perfección. No adolece de problemas como buscar siempre el mismo tipo de chiste o repetir fórmulas narrativas.

Y que no se me olvide. Aunque los protagonistas son dos chicos, el personaje que realmente llama la atención es el de la chica, gracias a la impresionante interpretación de la, para mí, absolutamente desconocida, Mika Abdalla (The Pitt).

 Esta película esta disponible en la plataformas Skyshowtime y Movistar. 

FICHA ARTÍSTICA Y SINOPSIS

Título original: Snack Shack. -Estados Unidos, 2024.-  112 minutos.- Dirección: Adam Rehmeier.- Intérpretes: Conor Sherry, Gabriel LaBelle, Mika Abdalla, Nick Robinson.

DRAMEDIA JUVENIL- Ciudad de Nebraska, 1991, dos mejores amigos tienen la oportunidad de regentar el chiringuito de la piscina, que luego se convierte en el escenario perfecto para la transgresión, la diversión, el descubrimiento personal y el romance.. (Fuente: FILMAFFINITY)

PUNTUACIÓN
Comercialidad
Valoración artística
Dirección
Guion
Producción
Adecuación del ritmo a la historia
Emoción
Profundidad y perspicacia
Interpretación
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Luis López Belda es licenciado en Filología Hispánica y Catalana, experto universitario en Cinematografía y Master en Comunicación e Industrias Creativas y en Formación de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria. Es uno de los miembros de los podcast de cine 'Cautivos del film' y 'Críticas al salir', que se pueden escuchar en su web luislobelda.com. También gestiona la meet up de cine, 'Amantes del cine Alicante' que cuenta con más de 1.000 miembros en la que promociona los eventos divulgativos sobre el audiovisual en diferentes espacios culturales de la ciudad. Dirige el equipo que organizó DivulgaCine 2018 con la presencia de Carlos Boyero y Oti Rodríguez Marchante, entre otros. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos de España. Profesor de Estética e Historia del Cine en diversos programas educativos, docente de lengua y cultura española para estudiantes estadounidenses y… futbolero (¡Matxo Hércules!), viajero ocasional y amante de la buena mesa.
el-ambiguEstamos ante una de las joyitas ocultas de 2024 que, además, debería marcar un estándar de mínimos para las dramedias juveniles que vengan después. El director nos entrega en esta ocasión un film fácil de ver, lo cual no significa que sea una chorrada ni que carezca de cargas de profundidad. Entre risas, fiestas y ligoteos, el dolor adolescente está siempre presente.

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