Un film totalmente a contracorriente de lo que suele producir el Hollywood actual y que trata de asuntos que no aparecen en el cine actual estadounidense y que, incluso, tampoco solían aparecer en el cine más comprometido del pasado… resultando, de hecho, una bofetada directa y sin contemplaciones al progresismo teórico y de salón de ciertas capas elitistas (de corte más intelectual y cultural que necesariamente económica) de la ciudadanía occidental, especialmente la yanqui.
Gray, director y guionista, no deja espacio a la duda de quienes son los villanos de su film: las grandes familias que controlan el país, ejemplificadas con nombres y apellidos en el padre de Donald Trump, Fred. Eso lo hemos visto en numerosas películas de un Hollywood tradicional y mayoritariamente progresista. Nada nuevo bajo el sol.
Lo que raramente se ha visto en las producciones de la industria, pasadas y presentes, es una crítica tan clara y directa (y que habla muy bien de la valentía y, sobre todo, de la perspicacia de un Gray que, en definitiva, está criticando duramente a su entorno) dirigida, precisamente, a la progresía demócrata. Esas personas con buenas intenciones que se escandalizan ante el rancio conservadurismo, el culto exacerbado a la riqueza y los prejuicios raciales, religiosos y de clase de los republicanos, pero que cuando pueden tomar partido -no teórico sino real- en acontecimientos que les atañen directamente, su única prioridad es salvar su status y el de sus seres queridos. Tan humano como hipócrita.
Respecto a los aspectos narrativos y visuales indicar que no estamos ante la mejor ni la peor cinta de la filmografía de Gray. A la película le cuesta arrancar y, aunque es verdad que estamos ante una narración intimista, se percibe una producción de corte ahorrador pues el año 1980 no se palpa mucho y apenas hay escenas en exteriores. Estamos ante un coming age nada complaciente, pero algo desangelado, que crece a partir del momento en el que el protagonista es matriculado en el colegio de élite y llega a su culmen en el cuarto final.
Claramente inspirada por ‘Los 400 golpes’ de Truffaut, su desenlace cuenta con unos movimientos de cámara que transmiten la idea visual de la necesidad de huir de la influencia insidiosa de la familia, la escuela y la ideología dominante para conseguir afirmarse como individuo. Lástima que la genialidad visual llegue tan tarde y de forma tan breve, casi atolondrada.
Esta película se proyecta actualmente en cines.
Título original: Armageddon Time. Estados Unidos, 2022.- 114 minutos.- Director: James Gray.- Intérpretes: Michael Banks Repeta, Anne Hathaway, Jeremy Strong, Anthony Hopkins, Jaylin Webb, Ryan Sell, Marcia Jean Kurtz, Andrew Polk, Dane West, Lauren Yaffe, Griffin Wallace Henkel, Eve Jette Putrello, Ian Hernandez-Oropeza, Aidan Christman, Stephanie Groves, Oona Girton-Marshall, Psalm Mitchell, Landon James Forlenza, Jack Parrish, Stephanie Aguinaldo, Jude Washock, Domenick Lombardozzi, Tovah Feldshuh, Teddy Coluca, Marcia Haufrecht. Cameo: Jessica Chastain.- DRAMA SOCIO-HUMANISTA.
Paul Graff lleva una infancia tranquila en los suburbios neoyorquinos. Junto a Johnny, un compañero de clase excluido por su color de piel, se dedican a hacer travesuras. Paul cree contar con la protección de su madre, presidenta de la asociación de madres y padres de alumnos, y de su abuelo, con el que mantiene una muy buena relación. Pero, tras un incidente, es enviado a una escuela privada, cuyo consejo de administración cuenta con el padre de Donald Trump como uno de sus miembros. El elitismo y el racismo sin complejos con el que se encuentra cambiarán drásticamente su mundo. (Fuente: FILMAFFINITY)