No suelo realizar críticas de films que no se estrenan en España. No quiero parecer el típico comentarista cinematográfico que sólo habla de la última película austro-hungara como diría el gran Luis García Berlanga. Pero en este caso voy a hacer una excepción porque Mujeres del siglo XX lo merece y porque, por fin se ha editado en formato doméstico.
Que este film nominado al mejor guion original (una categoría condenada a la desaparición si seguimos en este era de adaptaciones de todo tipo en la que ha desaparecido prácticamente la figura del guionista que se encerraba a fabular y luego vendía su manuscrito a la industria… para que se lo destrozaran, ¡vale! ¡Cierto! Pero al menos lo vendía) no haya tenido cabida en las salas españolas y que Los vigilantes de la playa, un bodrio sin paliativos -que además ha fracasado en taquilla- haya contado con numerosas copias en nuestros cines define bien a las claras, el estado cochambroso de la distribución de cine en España y el colapso del mundo en general J (el film no ha recuperado ni lo que costó. 5 de 7 millones de dólares. Un fracaso absoluto.
El director de las notables Thumbsucker y Beginners, Mills firma su mejor obra hasta la fecha, compilando, dentro de un relato coral bien dosificado y magníficamente interpretado, los grandes temas del feminismo usando como referencia los hitos literarios del movimiento brillantemente imbricados en la trama.
La conciliación de vida familiar y laboral, la libertad sexual, los métodos anticonceptivos, la maternidad, la infertilidad y los agresivos y peligrosos tratamientos para combatirla, el empoderamiento y la consecución de la naturalidad a la hora de tratar temas supuestamente tabús son algunos de los temas que Mills disecciona dentro de una trama episódica que funciona a la perfección.
Mujeres del siglo XX no solo nos acerca a lo que significaba ser mujer a finales de los años 70 sino que nos habla de las diferencias generacionales, de las nuevas relaciones hombre-mujer, de la sensación de haber dejado de ser vanguardia cultural y, sobre todo, de un momento divisorio de la historia reciente de la humanidad, en la que una concepción del mundo iba a ser dejada atrás para ser sustituida por otra totalmente diferente con la era Reagan-Tatcher. No es casualidad que los protagonistas se reúnan para ver el discurso televisado de Jimmy Carter sobre la pérdida de la confianza. Quizá el discurso menos político de un político en la era reciente.
Al igual que en Puro vicio de Paul Thomas Anderson, las criaturas que pululan por este magnífico cuento para adultos resultan entrañables y desvalidas porque a diferencia de ellos, nosotros sí sabemos que les va a deparar el futuro. Solo conocen su presente que ahora es un pasado desprestigiado por la reescritura de la historia realizada por los escritores y teóricos neo-con al servicio del nuevo orden. Y ahí es donde encontramos uno de los grandes hallazgos del guion de Mills. Como cantaba Lauren Bacall en “Tener o no tener”, “How Little we know” o “Qué poco sabemos”. Es decir, Mills pone en boca de sus criaturas el futuro que les espera pero que ellos no conocen. Ellos mismos narran su futuro desconocido. Y ahí la identificación del espectador se vuelve absoluta.
FICHA ARTISTICA Y SINOPSIS
Estados Unidos, 2016.- 118 minutos.- Director: Mike Mills.- Intérpretes: Annette Bening, Lucas Jade Zumann, Elle Fanning, Greta Gerwig, Billy Crudup, John Billingsley, Matty Cardarople, Thea Gill, Waleed Zuaiter, Cameron Protzman.- THRILLER DRAMATICO-POLITICO.- La película se desarrolla en 1979 en Santa Bárbara, California, y cuenta la historia de Dorothea, una madre soltera que intenta enseñar a su hijo adolescente sobre el amor y la libertad, junto con otras dos mujeres. Bening interpreta a la madre soltera, Gerwig a una joven fotógrafa sofisticada y Fanning da vida al papel de la amiga provocadora del hijo adolescente de Dorothea