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Las Ermitas del Balcón de España

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unque es sabido que hacia el año 1622 aparece por primera vez  recogido en el «Consell» el interés de construir una ermita para San Bonifacio. Dicho propósito se renueva en acta hacia el año 1626, pero éste no queda cumplida hasta la fecha 1634, concretamente el 24 de diciembre, fecha en la que bendijo la ermita de ese mismo año el obispo de Orihuela Mons. ilustrísmo Don Bernardo Caballero de Paredes, y que así recoge el libro de Bautismo.

Pero es entre el 21 de abril y el 25 de mayo del año 1634, cuando se erige una pequeña ermita con el fin de albergar y custodiar la imagen de San Bonifacio el Mártir, patrón de la ciudad. Cuya novedad fue, que dicha construcción la financiaron con sus limosnas los feligreses que desde hacia tiempo demandaban su edificación. Hecho que no dejó indiferente a Madoz, quien acaba dirigiendo unas palabras para la ermita que dicen así; «las ermitas urbanas bajo la advocación de San Bonifacio y Santo Cristo del Calvario, tres rurales, todas ellas sin renta y mantenidas por la devoción de los fieles». 

Aunque  fue a partir de 1730 cuando esa primitiva ermita fue derribada con el fin de levantar en las décadas posteriores una edificación aún mayor. Y que a día de hoy, es la que se puede contemplar en la actualidad.  Y como no, nuevamente dichas obras quedan sufragadas por los vecinos de la villa de Petrer. Cabe decir,  que desde ese momento y hasta nuestros días la ermita de San Bonifacio ha sufrido importantes procesos de restauración con el fin de mejorarla. El último proceso del que se tiene constancia no queda muy lejos en años, ya que se produjo en el 2014 coincidiendo con el IV Centenario del voto del pueblo de Petrer con el Santo.

‘El balcón de España’ es un lugar emblemático que no deja indiferente a nadie  porque cuenta con las vistas  más bellas y privilegiadas del la villa de Petrer y el Valle de Elda

Si nos detenemos a detallar la ermita como monumento arquitectónico dejando atrás el contexto histórico que la envuelve, contemplamos que nos hallamos ante un edificio de planta rectangular dispuesta en cruz latina, que cuenta con una nave central que a su vez queda separada de las capillas laterales  por tres pilares a cada lado y arcos fajones que conforman el conjunto separando en cuatro tramos el interior. Cabe añadir que en dichas capillas laterales, es donde se custodian y veneran las diversas imágenes del santoral católico. Además, se divisa en la parte superior una cornisa que recorre todo el perímetro la cual se apoya en la bóveda de cañón  formando así lucernarios con los muros.

Formando los dos primeros tramos de la ermita en su interior, debemos mirar hacia la parte frontal correspondiente a la cabecera, que a su vez quedan formadas mediante dos capillas flanqueando ambos lados del mismo ábside entre los contrafuertes internos cubiertas con bóvedas de cañón. El tercer tramo, está compuesto por el crucero, a ello añadir que hacia el años 1736 se solicita por medio del Sr Obispo a la sazón de D. José Florez Osorio, la autorización de una obra nueva para el transepto. Sobre el se alza, el elemento más significativo de la ermita, se trata de su grandilocuente cúpula central sobre pechinas, cubierta al exterior con teja vidriada azul. Finalizando con la disposición de los tramos, el cuarto se corresponde a la zona de la cabecera, su presbiterio queda elevado mediante tres escalones que conforman el ábside, en cuyo centro se alza un templete de estucado blanco en su  revestimiento interior, la base la forma los pilares de mármol gris como el suelo de mármol blanco y franjas negras. Dicho templete a modo de baldaquino, se realizó con el fin de albergar la imagen de San Bonifacio el Mártir,  imagen realizada hacia el año 1941 por el escultor Antonio Navarro Santafé, escultor de imaginería de la provincia de Alicante de la localidad de Villena. Y que desde el año  1959 se venera y expone una reliquia del santo que a ser cedida por el obispo de Orihuela.

La fachada principal es pentagonal, de perfil superior triangular que se ve truncado por el apoyo de la espadaña la cual, alberga una campana denominada Bonifacio, que fue bendecida hacia el 30 de septiembre de 1640. A su vez, queda rematada por una moldura y dos pináculos piramidales a los extremos de la fachada. Además del vano de la puerta, en el centro de la fachada,  se abre un óculo de cristal por donde incide la luz que alumbra el interior de la misma, que se ve reforzada por las ventanas laterales, donde quedan representados los escudos de las comparsas, que sirve además para darle un aspecto decorativo a la misma. Ya que como se puede contemplar el predominio de la austeridad y, casi que me atrevería a decir, frialdad en sus elementos decorativos.

No menos importante, queda en el punto más alto de la pequeña cima, la ermita del Santísimo Cristo del Calvario, que se erigió hacia el año 1674 y en cuyo interior alberga la imagen del santo cristo del monte calvario. Y que siempre, se le ha prestado una especial veneración por parte de los feligreses.

En cuanto a sus disposición, es similar a la ermita de San Bonifacio, de planta rectangular, cruz latina, nave central y capillas laterales. En el ábside, alberga la imagen del Santísimo Cristo del Calvario o de la Sangre, protector de las epidemias, sequías así como las calamidades. Pese a las reformas sufridas, conserva su aspecto rural al presentar tres contrafuertes en su parte trasera. la fachada principal al igual que la de San Bonifacio, cuenta con un perfil superior triangular rematado por una espadaña la cual , alberga una campana. Quizá esta sea más austera en su vecina pero cuenta con unas escalinatas cuyo acceso lo hace más majestuoso.

Sea como fuera, y resaltando las palabras del orador D. Emilio Castelar, «El balcón de España» es un lugar emblemático que no deja indiferente a nadie  porque cuenta con las vistas más bellas y privilegiadas del la villa de Petrer y el Valle de Elda. Además de fusionarse perfectamente con las ermitas que quizá no resalten por su belleza arquitectónica, y sí  dejan paso al misticismo y austeridad que las caracterizan. Con el fin, de que todo aquel que quiera visitarlas  se adentre dentro de un conjunto armónico.

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