Inicio ESCENA ‘J’attendrai’ y ‘Todos se han ido’, dos atentas propuestas de la Muestra

‘J’attendrai’ y ‘Todos se han ido’, dos atentas propuestas de la Muestra

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J’attendrai - © Laura Ortega

Quiero hablarles de dos espectáculos que he podido ver; uno es ‘J’attendrai’, de José Ramón Fernández, por la Compañía Inconstantes y dirección de Emilio del Valle; y ‘Todos se han ido’, de Víctor Sánchez Rodríguez, por Cía. Ferroviaria, con dirección de Paco Maciá. En ambos trabajos hay muy buenos textos, una muy buena dirección de escena y un grupo de intérpretes con recursos, versados y duchos, magníficos. Cada una de las propuestas tiene su particular registro escénico, la primera hacia la revisión histórica, atrapando desde la emoción colectiva atemporal, decantándose hacia lo trágico; mientras que la segunda, de forma sutil, casi volátil, propone un viaje por una montaña rusa de emociones cotidianas, decantándose hacia la comedia urbana, benévola o dulce, no exenta de cierto riesgo.

Lo conforma una escenografía “eléctrica”, con reflejos e imágenes inquietantes sobre un fondo oscuro, con pequeñas chispas a modo de guiños atravesando un velo que cuelga ajado, tapizado el espacio de plataformas mudables, a veces espejos oscuros en la vertical, que organizan el juego de la propuesta de Ferroviaria, dejando abierto al imaginario colectivo el lugar desde el que cada personaje, en su monólogo, evoluciona. Mientras que, la escenografía de ‘J´attendrai’, minimalista, sugiere espacios –un jardín, un hotel de un pueblecito- y hasta un país -Francia- en un escenario casi vacío de ornamento: al fondo una pantalla eficaz, en la que, sutilmente, se dibujan formas que redondean lo que como espectadores tenemos en mente: los campos de trabajo nazis, como iconos por los que nunca pasa el tiempo; acompaña la música en directo, ejecutada por los actores y actrices, con un imprescindible acordeón, una guitarra y otros, que integran las melodías francesas en la terrible historia que se nos cuenta: la de un superviviente español de los campos de exterminio, en el que “las víctimas fueron héroes y los supervivientes cobardes”.

En dos planos de ficción se muestra la obra: desde un vacilante autor que recoge materiales para contar la historia -con una especie de coro que le anima o advierte-; y desde el plano de los personajes del suceso: el protagonista –casi siempre en silla de ruedas- su nieta, la chica del hotel, el chico ahorcado que intentó fugarse, su novia que le esperará siempre… Los diálogos son directos, con intervenciones del coro que, dueño de la historia, casi a pie de página, nos muestra lo sucedido.

‘Todos se han ido’ de Cía Ferroviaria

‘Todos se han ido’ es un espectáculo que asombra, sobre todo por el trabajo actoral. También por el texto –parlamentos individuales aparentemente independientes- y por una muy buena dirección de escena, pues la propuesta no solo resuelve que el grupo de monólogos en sucesión sea orgánico, sino que, además, conforma una estructura sólida y eficaz de espectáculo. El resultado es un trabajo dinámico, sorpresivo y sorprendente, que atrapa al espectador. Se percibe una respiración acompasada entre público y actores, y una fisicidad desplegada “a todo trapo”: movimiento escénico, juego espacial, ritmo y cambios de ritmo, segmentos corporales, alturas, profundidad o cercanía en la ejecución de los parlamentos, vestuario integrado en la acción, apoyo corporal como parte de una escenografía humana cambiante… La banda sonora merece un comentario elegante en su estilo, con autoría del Niño de Elche, en todo momento apoya la acción, rematando con un cante, trova o tonada en el último monólogo, especie de alabanza o fin de fiesta por la luz y el fuego, permanentes en el espectáculo.  

Sólo me queda por decir que recomiendo ver ambos trabajos, que son excelentes, que están construidos con el buen hacer a pesar de los tiempos que corren. Desde aquí quiero agradecer estos dos montajes que benefician, seguro, a la Muestra, al público y a la profesión teatral, que se dignifica sobremanera cuando tantos factores confluyen de modo tan preciso para construir propuestas escénicas tan atractivas y lúcidas.

Por último, no quiero acabar esta reseña sin dejar de darle la enhorabuena a nuestro paisano Antonio Cremades que ha sido de nuevo galardonado, ahora por partida doble: con el Premio TROTEA, por su texto ‘Cuando todo esto pase’, que será representado en Madrid, y con el Premio Pere Capellá de Teatre de los Premios Octubre, junto a Pedro Montalban-Kroebel, por ‘Retrat de Juan Piqueras realitzat per Josep Renau’.

Enhorabuena, por tanto, para ambos y felicitaciones especiales para Antonio Cremades, prolífico autor, por estos nuevos premios, corolario de su buena maña en estas lides. 

(A punto de enviar esta reseña, me comentan la renuncia de Guillermo Heras a continuar como Director de la Muestra, y me sorprende; a la vez que me parece lúcida su decisión. Entiendo que debe tener motivos importantes, pues importante es la decisión que ha tomado. Desde aquí mi reconocimiento y aplauso a su extensa y, creo, extenuante labor a lo largo de tres décadas de oficio escénico intenso.)

¡Salud y Teatro!

Paco Alberola

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