La Muestra Ibérica de Artes Escénicas (MAE) de Cáceres es un encuentro familiar, de no gran formato, suficiente para promocionar tanto producciones propias como otras un poco más allá de sus fronteras. E incluso asumir como propias o cercanas, casi vecinas, algunas producciones de nuestro hirmao Portugal. En el MAE 2023 ellos, los portugueses han sido, indiscutiblemente, las estrellas. Vimos Bulldog de la cía JAT (Janela Aberta Teatro) y al día siguiente, casi a la misma hora O ceu nao lhes responde de Este-Estaçao Teatral. Ambas me parecen un trabajo exquisito, una forma altamente sensible de enfrentar un problema, sin exuberancia de medios, con los elementos justos y necesarios para que el hecho teatral viva y se muestre potente, activo, dinámico, atractivo, sugerente, embaucador y enamoradizo. Nadie que vea estas piezas de teatro dejara de asistir a ver otras. Es lo bueno y lo grandioso de las bien resueltas producciones: que suman espectadores.
Además, en la propuesta de Este-Estaçao Teatral he vivido algo que hacía tiempo no percibía; me explico. En la profesión estamos acostumbrados a hablar de unidad de sentido y unidad de estilo, y así se dice que una obra contiene esas unidades cuando todo en ella apunta hacia el objetivo final, engrandeciendo la propuesta. A veces, incluso, esa unidad de estilo y unidad de sentido trasciende lo que acontece en el escenario –texto, interpretación, puesta en escena- y salta más allá de lo que nombramos como la cuarta pared –ficción- para alcanzar, enrolar e involucrar a los espectadores, que, individual y colectivamente son atrapados por su especial postura estética y escénica. Quiero decir, que se trasciende el espacio de la representación y se crea un espacio común en el que todos estamos metidos, tanto los que están en el escenario como los que estamos en el patio de butacas. Pero esto solo ocurre en contadas ocasiones. Con O ceu nao lhes responde, ocurrió. Bravo por esta magnífica interpretación, texto y puesta en escena.
Entre lo visto seguimos destacando Espaldas de plata, de La Teta Calva, Maquiavelo de Proyecto Cultura y Pequeñas tragedias, de Iguana Teatre, espectáculo entero, un trabajo concienzudo, contundente, sin concesiones al espectador, basado en textos de Pushkin, compuesto de cuatro pequeños fragmentos de un todo en el que los intérpretes muestran su saber hacer con soltura, con maestría. Las hermanas de Manolete, pese a ser una muy buena puesta en escena, y una magnífica interpretación de sus tres actrices, contiene un cierto halo de confusión o de amasijo de áreas -cine, teatro…- que no favorece demasiado lo que fue –o pudo ser – la vivencia o relación entre estas tres mujeres tan unidas al poderoso cuerpo en sacrificio que fue Manolete, sea como ficción o realidad. Clarificar las posiciones, simplificar para no aturdir con dramaturgias circulares o en espiral…… que no clarifican y que pueden confundir.
¿Que destacar en danza? Dansai, de Adrián Herrera, es un ejercicio en solitario, dinámica de la desfragmentación, del punto fijo, de la balanza y el equilibrio-desequilibrio, el espasmo o la lateralidad, energía en caída, evolución en ascendente, y un sombrero que oculta el rostro tratado como casi una máscara ancestral. En tierra de nadie, de DA.TE Danza, un explosivo rescate hacia los derechos humanos, una alambrada lúcida en el que nos sentimos invitados a permanecer. Una muestra brillante, quizás excesivamente larga en tiempo, que reclama un texto o unas palabras que como argamasa proyecten el mensaje duro del emigrante, más alla de sus fronteras, que son las nuestras.
Vecinos, de Samarkanda Teatro es una comedieta que contrasta fuertemente con el trabajo que en la edición pasada presentaron. Es locuaz, es dinámica, no deja de ser comedia de entretenimiento que, sin dificultad, sus dos protagonistas salvan sin dificultad.
No me resulta agradable corroborar como una compañía histórica como es GUIRIGai pueda presentar propuestas a medio cocinar. Estebalillo Gonzales es una delicia si se hace con esmero, y una catástrofe si se hace a puñados como cuando no se sabe muy bien por donde agarrarla. Siempre es loable el introducirse en la selva de un texto narrativo, un texto que bebe de los picaros o los bufones que en su tiempo llenaron de acontecimiento la vida en el siglo XVII. Faltan pocos de estos picaros por elevar a escena, pero este último, este Estebanillo no ha entrado con demasiada fortuna. Le sobra ruido, le sobra hacer cosas, le sobra querer mostrar casi todo.
¿Qué es lo esencial de la vida de este personaje? Pues ahí es donde se debe incidir, resaltándolo; el resto es acomodar al medio escénico todas las aventuras y desventuras de este personaje centenario que cambia de nombre, pero que esencialmente sigue siendo el mismo, o parecido al Buscón, al Lazarillo, al Guzmán de Alfarache, al Alonso Contreras con el Discurso de mi vida, etc. E incluso el Tomás Rodaja de El Licenciado Vidriera de Cervantes. Todos son uno y varios a la vez. Estebanillo tiene sus buenos momentos, esos que le dan valor y densidad: la escena que, como barbero, rapa cabelleras y barbas de lechugas y pimientos –genial-, o la batalla entre banderas, o alguna otra escena que, de modo insuficiente, bandean la balanza hacia un lugar que como compañía de teatro ancestral debería decantarse, y me temo que para esta propuesta deben afinar y pulir un texto que se muestra escaso y menguado en la interpretación y en la puesta en escena.
Ya sólo, queda nombrar dos buenos trabajos: el de Espaldas de plata, una magnífica interpretación, una magnifica puesta en escena, teatro de texto, sin olvidar la composición corporal, fluido, dinámico, activo, sugerente, teatro fácil en el sentido de realizado con lo necesario, nada barroco; y por último el gran esperado, el Maquiavelo de Proyecto Cultura, una propuesta que basada en su interprete, Moirón, un dechado de recursos, nos cuenta otra vez historias peregrinas de personajes que de cara al exterior son una cosa y hacia adentro son otra. Con el agravante o el lastre de ser personajes públicos o políticos de primera fila. La respuesta al final de la representación en este tipo de trabajos es que uno no sabe cómo reaccionar: ¿si aplaudo, aplaudo al interprete, si rechazo y silbo, lo hago al mensaje que transmite el personaje? Debería prevalecer lo primero, pero la propuesta no clarifica esencialmente hacia donde debo, yo, como espectador dirigir mi reconocimiento o mi rechazo. Al menos así lo percibo. Aplaudo a Moirón, me frustra el mensaje; la puesta en escena se mantiene en la corrección. No hay más.
Finalizo con algunas frases que hemos oído en estos días desde los escenarios:
“La verdad es lo que tocas: una silla una puerta, el reloj… -No puedes tocar una canción y también es verdad”. Diálogo entre Las hermanas de Manolete. “No nos cargamos el mundo, lo dejamos sordo”, Espaldas de plata“. “La lealtad es solo cuestión de fechas”, Maquiavelo. “Mi cuerpo vaga por el mundo pero mi alma está en Persikistán”, O ceu nao lhes responde.
Como ven un escenario es un organismo vivo mucho más rico y sugerente que, a veces el mundo en que vivimos, pues la escena es vacío o negrura sólo cuando cae el telón. Un escenario es un mundo continuo en el que caben las personas de modo distinto.
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola
Teatro si! Asistí a casi todas todas las obras y fueron maravillosas!
Salud no! Porque el Teatro Capitol tenía un asiento roto, en la fila 5 junto al pasillo, y me caí al suelo el jueves 23 de noviembre poco antes de comenzar la obra Espaldas de Plata.
Ojalá tuviera la espalda de plata, pero no..me he lesionado!
Espero que esto no vuelva a ocurrir nunca más, pero yo desde luego no volveré a ir a ver ninguna obra en ese teatro.
Esta Muestra de Artes Escénicas me ha dejado, no sólo con muchos dolores, sino también con una gran decepción por la actitud lamentable del teatro y de la ESAD al comunicarles esta situación.