Es uno de los mayores coleccionistas privados de ejemplares de El Quijote. Este físico alicantino, nacido en Orxeta y residente en La Vila Joiosa, ha reunido la asombrosa cifra de 490 ejemplares diferentes, editados en 62 idiomas. Además de catalán, gallego y euskera, su colección abarca la mayoría de lenguas europeas (ingles, francés, alemán, ruso, bretón, lenguas nórdicas, rumano, polaco, croata..) y otras como el indi, guyarati, guaraní, camboyano, chino, japones o vietnamita.
Los inicios de su afición al Quijote comienzan en la escuela primaria. En los años 60 este libro era lectura obligatoria en los colegios. Todos los alumnos poseían su ejemplar escolar ilustrado del Quijote. Tomás se sintió fascinado desde que tuvo el libro en sus manos. Aún recuerda como las palabras yelmo, celada y muchas otras despertaban su curiosidad. Sentados en corro, alrededor del maestro, todas las semanas leían por turnos pasajes del libro. Mientras la mayoría se aburría o directamente odiaba el libro, el se lo llevaba a casa y continuaba releyéndolo una y otra vez.
El salto de coleccionista a encuadernador del Quijote se produjo de forma casual. Cuando iba al Teatro Principal, en Alicante, pasaba por un escaparate en la calle Castaños, El Llar del Llibre. Un día se fijó en un cartel que informaba del comienzo de las clases de encuadernación, impartidas por Javier Abellán. Su primera encuadernación fue un ejemplar del Quijote muy deteriorado. Lo encuadernó en tela. En los cinco años que estuvo con Javier Abellán casi todo lo que encuadernó fueron los ejemplares más estropeados. Cuando Llar del Llibre cerró, en el año 2014, continuó su formación y práctica con Chema Argandoña, otro alumno de Javier Abellán que cogió el relevo del maestro en el año 2015. Aunque en su extensa y erudita biblioteca, cuenta con unos 5.000 ejemplares de una gran variedad de temas( es un inquieto y ávido lector), su pasión sigue siendo reencuadernar sus queridos Quijotes.
Al preguntarle por el futuro de la colección comenta que está estudiando varias opciones, porque le gustaría que su legado perdurase para disfrute de futuras generaciones. Su única preocupación es preservar toda una vida de pasión por un libro al que le ha dedicado tanto tiempo y esfuerzo. Porque, citando al ilustre hidalgo: