El escritor valenciano Rafael Soler se apunta al nuevo formato de fórum online de la Librería 80 Mundos con un encuentro que tendrá lugar hoy, miércoles 27 de mayo a las 18:00 horas, en torno a su última novela, ‘Necesito una isla grande’, publicada por Ediciones contrabando. Le acompañarán el periodista Ramón Palomar y el editor de Contrabando, Manuel Turégano. El evento cuenta con la colaboración de Letras de Contestania.
El encuentro se celebrará en el canal de YouTube de la Librería 80 Mundos: youtube.com/watch?v=lrC-zjHgzGc
Rafael Soler (Valencia, 1947) es uno de los exponentes de la explosión cultural y literaria de los años 80, autor de libros de marcada personalidad y estilo inconfundible que abarcan poesía, novela y relatos. Su obra ha recibido muy notables premios y ha tenido una destacada recepción crítica.
A su novela ‘El grito’ (1979, reeditada en Paraguay en 2014) le sucedieron libros de relatos, el poemario ‘Los sitios interiores’ (1980) y las novelas ‘El corazón del lobo’ (1980, reeditada en su treinta aniversario), ‘El sueño de Torba’ (1983) y ‘Barranco’ (1985). Tras un periodo de silencio de más de veinte años regresó con los poemarios ‘Maneras de volver’ (2009, traducido y publicado en inglés, húngaro, rumano y japonés), ‘Las cartas que debía’ (2011), ‘Ácido almíbar’ (2014, Premio de la Crítica Valenciana), ‘No eres nadie hasta que te disparan’ (2016) y la antología ‘Leer después de quemar’ (2019). En 2018 regresa también a la narrativa con la publicación de su exitosa novela ‘El último gin-tonic’ (Contrabando).
En ‘Necesito una isla grande’, Rafael Soler ya no pone el foco en la implosión del núcleo familiar contemporáneo (aunque no abandona del todo el tema que vertebraba ‘El último gin-tonic’), sino que traslada la acción al plató de una residencia de ancianos, donde una galería de personajes dañados pero con la dignidad intacta protagonizan una insólita y tragicómica fuga “hacia el mar”, huyendo de la tiranía doméstica y la perpetua iniquidad de la gobernanta, buscando la última bocanada de oxígeno que les proporcione una sensación de libertad antes de la inevitable visita de la muerte.
Una estructura narrativa muy ágil, diálogos chispeantes y una innegable factura “cinematográfica” permiten al lector seguir casi como si estuviera dentro de la novela las peripecias de estos personajes a quienes un golpe de fortuna, pero con un tinte negro, los empuja a la carretera para hacerles revivir, aunque sólo sea por unos días, sus sueños olvidados y sus esperanzas imposibles, sus deseos y sus pasiones, sus recuerdos más decisivos, y los conflictos y desafíos que condujeron sus vidas a un callejón sin salida. Vivir, vivir en libertad, respirar esa vivencia hasta el último aliento: ése es su impulso y su guía.
‘Necesito una isla grande’ es un relato que discurre por la delgada línea que separa la vida de la muerte, pero lo hace con mimo y galantería, arrancando más sonrisas que lágrimas, poniendo el acento en que “la vida es un asunto personal”.