¿Qué tienen en común entre Alicante, Lisboa, Venecia o la pequeña ciudad noruega de Bodø, más allá del Círculo Polar Ártico? La respuesta es sencilla: todas ellas son ciudades costeras europeas, pero, más allá de lo evidente, un nexo de mayor calado las une. Estas poblaciones, junto con las regiones (también costeras) de Flandes, en Bélgica, y Frisia Oriental, en Alemania, se han aliado en un proyecto conjunto para definir las estrategias del futuro que les permitan abordar los retos de la gestión del agua.
Bajo el lema “Building a water-smart society and economy”, B-WaterSmart es el nombre de un proyecto europeo coordinado por IWW Water Centre (Alemania), que cuenta con la participación de 35 socios de diferentes países europeos y que está destinado a desarrollar tecnologías inteligentes y soluciones basadas en la economía circular. Para implementar estas soluciones en el ámbito del sector del agua, su objetivo es el desarrollo de soluciones técnicas y digitales, así como de modelos de negocio que permitan acelerar la transformación hacia una sociedad y economía basadas en una gestión inteligente del agua, mediante la reducción del uso de agua dulce, la recuperación y reutilización de recursos, y el incremento de la eficiencia en el uso del agua.
Los primeros veinte meses de proyecto han permitido diseñar las soluciones tecnológicas que van a llevarse a ensayo, realizar las pruebas de laboratorio y análisis necesarios para ponerlo todo a punto y, finalmente, desarrollar los sistemas que se pondrán a prueba en condiciones reales. Comienza ahora la fase en la que todo el trabajo previo, en gran medida invisible, debe convertirse en realidad funcional y demostrar su viabilidad; quedan por delante meses de pruebas y de recopilación de resultados.
En Alicante, está todo a punto para recibir este verano los primeros pilotos tecnológicos que se implantarán en la depuradora de Rincón de León. En estos pilotos, se demostrará, por ejemplo, cómo integrar residuos procedentes de la industria alimentaria para potenciar la producción de biogás (y su aprovechamiento) en la planta; cómo producir fertilizantes avanzados de nitrógeno y fósforo; o cómo elaborar desinfectantes a partir de la salmuera de desalación, minimizando el impacto de su retorno al medio.
Diferentes contextos; objetivos compartidos
Después de estos casi dos años de un proyecto que arrancó en plena pandemia, con las dificultades lógicas de coordinación, las entidades participantes han puesto en marcha soluciones que tienen mucho en común. Partiendo de contextos muy diferentes, han identificado estrategias y tecnologías que comparten el foco en la reutilización del agua, la recuperación de recursos de valor añadido en los procesos de depuración o la generación de energía a partir de los residuos.
Así, las diferencias resultan tan significativas como las similitudes; Bodø y Alicante exploran cómo mejorar la producción de energía a partir de los gases generados en depuración, pero mientras la primera busca aplicar esta energía en descongelar las calles de la ciudad, la segunda produce electricidad para satisfacer el consumo de la propia planta de tratamiento. La potenciación de la reutilización del agua, otro de los grandes ejes comunes del proyecto, se aplica a las aguas residuales urbanas en Alicante, a la industria de la cerveza artesanal en Lisboa o al sector lácteo en Frisia Oriental.
Living Labs: identificar barreras, prioridades y oportunidades
Pero si algo tienen en común todas estas experiencias, es la práctica de integrar en el proceso a todas las partes interesadas desde el primer día: consumidores, industrias, agricultura, Administración… bajo el enfoque de los denominados Living Labs en los que el proceso participativo, organizado en comunidades de prácticas, resulta fundamental para identificar las barreras, las prioridades y las oportunidades.
Seis regiones costeras de Europa sirven como “laboratorios” del proyecto. Entre ellas, Bodø (Noruega), Flandes (Bélgica), Lisboa (Portugal), Frisia Oriental (Alemania) y Venecia (Italia), junto con Alicante. Cetaqua (Centro Tecnológico del Agua) es coordinador del Alicante Living Lab, el primer espacio de innovación en España para la reutilización de agua y la identificación de oportunidades de economía circular en la región. Aguas de Alicante, además de poner a prueba un amplio conjunto de tecnologías innovadoras para mejorar la sostenibilidad de su estación depuradora de Rincón de León, es también nexo entre los grupos de interés en el ámbito del agua regenerada.
Las experiencias de todos estos Living Labs se apoyan, a su vez, en el desarrollo en paralelo de herramientas digitales que sirven de soporte a la identificación e implementación de las soluciones de economía circular y que, en definitiva, ayuden a diagnosticar la situación existente, tomar decisiones objetivas y sacar el máximo partido a las oportunidades disponibles. Todo ello, poniendo de manifiesto que lo que hoy es innovación, debe convertirse en una práctica habitual en un ciclo del agua inteligente en el que es inexcusable avanzar día a día hacia la sostenibilidad.
En la web aguasdealicante.es