Aventurarse por los escritos de Alfonso X desde la palabra es una proeza. De todos es conocido la labor chocante de este rey que no se dedicaba únicamente a batir y combatir contra otros, reyes o no. Y así recordamos, a su favor, el empeño en regularizar determinadas materias, de todo tipo, y recuperar, conservar, traducir obra jurídica, científica, histórica, etc.
En el marco del Festival Medieval d’Elx, los intérpretes que firman el trabajo escénico sobre el Rey Sabio son Juan Gamba –voz y gesto- y Vaz Oliver -recursos sonoros y teclas-. Ambos confirman, con su buen hacer espectacular que, sobre el escenario, casi siempre, menos, es más. Con apenas nada –una estructura cuadrangular acabada en triángulo ascendente, móvil, coloreada de un amarillo inminente, evoluciona con al narrador actor; este con sólo una especie de camisola, cuenta, narra e interpreta, mostrando oficio de trovadores, juglares… A través de él vemos caballeros, reyes, clérigos, siervos…, que desfilan ante nosotros proyectados desde la fluida palabra del joven maestro de ceremonias, con fragmentos de Gonzalo de Berceo, del Infante don Juan Manuel, y del mismo Alfonso.
Con referencias a textos como son Las siete Partidas, Libro del Ajedrez o Lapidario, u otros como Calina e Digna, El Conde Lucanor, Isopete, junto a cantigas de amor, cantigas de escarnio, cantigas en loor de la Virgen… Recurre nuestro particular rapsoda a la colaboración eficaz de la iluminación, y sobre todo a la banda sonora, creada en directo a vista de público, que adorna y envuelve eficazmente la palabra; en conjunto, buen dominio de los ritmos, con pausas eficacísimas distribuidas inteligentemente, un juego espacial simple, y algo muy difícil sobre la escena como es el detener el tiempo, ralentizar la acción, que despojada de todo sonido se muestra muda en sus detalles, utilizando la amplificación del gesto y la expresividad corporal.
Las acciones mimadas muestran un buen dominio de los recursos teatrales, proyectando sobre los espectadores en sala un imaginario fabuloso de cuentos e historias ancestrales originarias de diversas épocas, lenguas, continentes: historias de magia negra, de animales más fieles que los humanos y otras fábulas plenas de enseñanzas y consejos. Es el valor de la palabra altamente cotizada. Al final un aplauso entusiasmado indicaba haber disfrutado de este magnífico trabajo escénico, a medio camino entre la narración oral y la obra de teatro.
‘Contrafacta, Mística, Emoción, Devoción’

A media tarde del mismo día, tuvimos oportunidad de disfrutar de otro trabajo de los programados en el festival, el de Contrafacta, Mística, Emoción, Devoción, en el claustro de las Clarisas, un programa de música instrumental y de voces ejecutado por Ingartze Astuy y Germán Torrella. El claustro de las Clarisas es un lugar perfecto también para cerrar los ojos y dejarse llevar por el son ancestral, para valorar el sonido de la música o de la palabra que deleitan tanto como esta joya cuadrangular con aljibe de recogida de agua de lluvia. Abro los ojos, veo caras atentas relajadas, manos que descansan del trajín sin fin de cada hora de cada día. Nadie respira, o así parece. Suena Palestrina, maestro de la Capilla Sixtina, abordando lo sensual “Bésame con el beso de tu boca”, que es como empieza el Cantar de los Cantares…
“La perfecta trinidad, comentan los intérpretes, la forman los ejecutantes, el público y el espíritu del que escribió la música hace ahora quinientos años o más; lo mismo entonces que ahora, seguros de que, en aquel tiempo, aquellos intérpretes, autores y publico auditor sentían lo mismo que nosotros ahora, la misma emoción que nos allana a todos al mismo nivel.” Se interpretan piezas de Juan Cabanilles “Mortales que amáis a un dios inmortal”; el “Ave María” de Fco. Guerrero, el “Ave Verum Corpus”, de William Byrd…
Para finalizar, una obra del maestro Mateo Flecha, una composición denominada ensalada, en la que se insertan construcciones musicales de todo tipo, inventada por el mismo, titulada La Bomba, ficción-histórica de un inevitable naufragio en el mar, que, afortunadamente no sucede, y que, acabando felizmente, y para celebrarlo, los que fueron náufragos hacen una gran fiesta, pretexto argumental válido para que el maestro Flecha construya esta composición musical insertando diversos registros musicales. Es según palabras de los interpretes músicos del claustro “una de las primeras piezas que podrían ser obra de teatro musical”. Pero eso no se sabe hasta que se ponga en escena, lo que no quita para que sea una delicia la pieza, y una excelencia el concierto que nos ofrecieron.
¡Salud y Teatro!
Paco Alberola
mucha muchas gracias