El film cuenta con varios hándicaps para atraer y satisfacer al público europeo. En primer lugar, los acontecimientos que se narran fueron célebres en Estados Unidos, pero pasaron desapercibidos por Europa. Quizá, porque a este lado del charco, y especialmente a orillas del Mediterráneo, tenemos claro que los poderosos son corruptos, tienen privilegios y nada se puede hacer para cambiar ese status quo. Los demás sólo aspiramos a que las migajas que nos dejan nos sean suficientes para no malvivir. En segundo lugar, y a colación de lo anterior, que el hijo de una de las familias más importantes del país más poderoso de la Tierra utilizara sus influencias para no ir a una guerra incentivada por esas mismas familias nos parece ¿lógico? ¿normal? ¿obvio? Por tanto, el escándalo tampoco nos hace rasgarnos las vestiduras.
Sin embargo, la película es lo suficientemente inteligente para, partiendo de lo particular llegar a lo universal. Al principio parece otra maldita cinta de datos sin alma (el cine americano actual… y el ciudadano americano actual, si nos ponemos), pero con paciencia y sin prisas va llegando a un tercio final en el que se constata lo contrario: la obsesión por los datos y su veracidad sirve como cortina de humo, como una montaña de papeles cuyo objetivo es tapar la verdad.
Por último, señalar que, al igual que Blanchett acude a la entrevista final preparada para que no la pillen en ningún renuncio y que no se le vea el plumero liberal, la cinta presenta tres o cuatro escenas concebidas con la única intención de “demostrar” algo que no existe: la objetividad. Especialmente significativa es la relación entre los personajes de Grace y Quaid. Estos momentos perjudican más que ayudan, pero son imprescindibles en el contexto actual en el que se da por hecho que los autores conservadores “son así” pero no hay tregua para los progresistas.
En definitiva, cine necesario y preocupado por nuestra sociedad que, paradójicamente, interesa ya a muy pocos. Como dijo hace poco una líder estudiantil refiriéndose a parte de los universitarios: “Están tan enajenados que ni se plantean luchar por sus derechos”. Pues eso.
Víspera de las elecciones estadounidenses de 2004. El país se encuentra inmerso en la guerra contra Iraq y Afganistán, y todo apunta a que George W. Bush va a ser reelegido presidente de los Estados Unidos. La productora de noticias de la CBS Mary Mapes y su socio, el presentador Dan Rather descubren una historia que podría cambiar el curso de las elecciones: Bush había utilizado todo tipo de influencias para evitar ir a la guerra de Vietnam. La emisión de un programa especial con la información desata una tormenta informativa que llevará a Mapes y Rather a pelear para demostrar la veracidad de su noticia y defender los valores de la verdad por encima de los intereses políticos y económicos que se esconden detrás de los medios de comunicación.
Calificación: 3/5
Truth.- Estados Unidos, 2015.- 121 minutos.- Director: Director: James Vanderbilt.- Intérpretes: Cate Blanchett, Robert Redford, Topher Grace, Elisabeth Moss, Dennis Quaid, Bruce Greenwood, John Benjamin Hickey, Stacy Keach, Martin Sacks, Nicholas Hope, Aaron Glenane. DRAMA PERIODÍSTICO.
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