Poner delante del espejo cinematográfico comportamientos deleznables y modelos sociales mezquinos existentes en el pasado de la historia de la humanidad es meritorio y necesario. Nada que objetar. Sin embargo, personalmente, considero una prueba de mayor perspicacia y compromiso exponer y, en muchas ocasiones, hacer descubrir al espectador, lo que está pasando aquí y ahora. Por supuesto, es más inusual y arriesgado. Primero porque hay que detectar “en nuestro presente” esas actitudes que se quieren denunciar.
Segundo: Al no haber pasado el veredicto de la historia ni la constatación de un análisis sosegado, muchos pueden acusar al denunciante de exagerado, alarmista o parcial. Tercero: Alguien te tiene que dar el dinero para tu posible paranoia. Es decir, hay que ser inteligente, valiente y persuasivo… además de insistente y perseverante ante amigos y enemigos que te aconsejan hacer un film que critique, por ejemplo, los horrores del comunismo soviético, que en eso nadie te va a llevar la contra y a vas a encontrar muchos potenciales financiadores… Además disfrutarás de crítica, público y comentaristas dispuestos a aplaudirte, aunque estrenes un churro.

La cinta que nos ocupa es una demoledora visita guiada a la avaricia sin medida y sin conciencia que la frene a propósito de la gestión privada de las residencias de ancianos y, en general, de en manos de quién estamos dejando el destino de los mayores, puedan o no valerse por sí mismos.
La protagonista es una emprendedora al estilo del Jake Gyllenhaal de la portentosa ‘Nightcrawler’ pero mucho más peligrosa pues tiene el conocimiento, los contactos, la belleza y el don de gentes necesarios para camelarse al que haga falta. Poco más se debe saber de la trama. Les recomiendo que no lean la sinopsis que acompaña a esta reseña hasta que hayan visto el film.
Pero la cinta no es sólo una inteligente denuncia. Como entretenimiento cinematográfico funciona muy bien ya que está dotada de un ritmo trepidante y una narración netamente cinemática repleta de giros y sorpresas. Quizá es algo que no le perdonan aquellos que piensan que denuncia y entretenimiento, conciencia y comercialidad no pueden ir unidos, cuando precisamente es esta mezcla la nos ha permitido, a muchos, acercarnos a numerosas cintas de este tipo que nunca hubiéramos visto si no hubieran tenido esa apariencia ligera. Y es que la máxima latina de “enseñar deleitando” cada vez está peor vista, en lo que hace referencia al cine, por los modernos de gesto severo y vara de medir social y no artística.
Esta película se estrena en cines el 9 de abril de 2021.Preestreno: Festival de Toronto 2020.
Globos de Oro: Mejor actriz comedia o musical (Rosamund Pike).
Título original: ‘I care a lot’. Reino Unido, 2020.- 118 minutos.- Director: J. Blakeson.- Intérpretes: Rosamund Pike, Peter Dinklage, Eiza González, Dianne Wiest, Chris Messina, Isiah Whitlock Jr., Macon Blair, Damian Young, Arthur Hiou, Jamie Ghazarian, Kayla Caulfield, Georgia Lyman, Leah Procito, Jose Guns Alves, Kevin McCormick, Adam Desautels, Cassidy Neal, Scott Sederquist, Ava Gaudet, Lin Hultgren, Elaine Victoria Grey, Nicholas Logan, Celeste Oliva, Daniel Washington, Michael Malvesti, Jeff Bouffard, Marinko Radakovic, Alicia Witt, Janelle Feigley, Heidi Garrow, Rob Lévesque. COMEDIA NEGRA EN FORMATO DE THRILLER.
Marla Grayson (Rosamund Pike) no tiene escrúpulos a la hora de beneficiarse de los demás. Después de haberse aprovechado de docenas de jubilados como tutora legal, ella y su compañera Fran (Eiza González) ven a Jennifer Peterson (Dianne Wiest) como la nueva víctima: una gallina de los huevos de oro a la que pueden desplumar fácilmente. Pero mientras intentan llevar a cabo su plan, Marla y Fran descubren que la señora Peterson no es lo que creían, y que sus actos han entorpecido la labor de un importante criminal (Peter Dinklage). (Fuente: FILMAFFINITY)