La ópera prima de Lluís Segura, «El club de los buenos infieles», una producción de WKND y Casual Films distribuida por Super 8, se estrena en los cines el jueves 29 de marzo. Como adelanto, el pasado día 27 se organizó su preestreno en los Cines Kinépolis de Alicante, con la presencia de uno de sus protagonistas, el célebre actor alicantino Fele Martínez.
El preestreno forma parte de una serie de eventos promovidos por Kinépolis y El Corte Inglés para potenciar las producciones nacionales, a iniciativa de Décom Media. Con este pase arranca así un ciclo de preestrenos y presentaciones especiales que, a lo largo de los próximos meses, traerá hasta la ciudad a diferentes intérpretes y directores de nuestra industria.
‘El Club de los Buenos Infieles’ es una comedia dirigida por Lluís Segura en la que cuatro amigos de la infancia se reencuentran en una cena y reconocen que se sienten aburridos en sus respectivos matrimonios. Dispuestos a dar un nuevo estímulo a sus vidas, deciden fundar un club de infieles con consecuencias absolutamente desastrosas. Hovik Keuchkerian, Jordi Vilches y Adrián Lastra, entre otros, acompañan a Martínez en esta aventura.
Fele Martínez, ganador de un premio Goya y conocido por sus trabajos a las órdenes de cineastas tan prestigiosos como Alejandro Amenábar, Pedro Almodóvar, Jaume Balagueró o Julio Medem, concedió una entrevista a Alicante Mag, en la que hizo todo un derroche de simpatía y buen humor.
¿Cómo te involucraste en este proyecto?
Llamaron a mi repre, me pasaron el guión, dije que sí y ya está. Fue así de poco interesante.
¿La película se rodó tan sólo en dos semanas? ¿Cuánto tiempo hubo de ensayo, porque en la película los actores estáis muy conectados?
En dos semanas y media. Hubo poquísimo tiempo de ensayo. Quedamos dos días antes de empezar a grabar. Lo que pasa es que nos vinieron muy bien las entrevistas que salen en la peli, la parte del falso documental, para que acabáramos de encajar nuestros personajes. De pronto, suponía hacer un repaso entero de la peli antes de empezar a rodar.
Cuidado, a ver, también hay que tener en cuenta que hay partes que son improvisación pura y dura. Por ejemplo, las dos cenas que hay potentes fueron como ocho o nueve horas de improvisación, tomas de 25, 30 o 40 minutos, sin parar. Al principio estás frío, pero vas entrando, vas entrando… y el director se ha quedado con lo mejor, con las perlas, que al final son 5 minutos de cada cena.
¿La escena durante la mariscada, en la que haces de Meg Ryan, pero en versión masculina, en ‘Cuando Harry encontró a Sally’, fue improvisada o era parte del guión?
Ésa es la Meg Ryan que yo llevo dentro, totalmente improvisado en el momento. Desde aquí quiero hacer un llamamiento a toda la sociedad, a todos los seres vivos en general, de que es muy catártico y muy terapéutico sacar a la Meg Ryan que todos tenemos dentro, porque la tenemos… Ahí hay mucha tela, mucha plancha.
¡Incluso tu escena es más larga que la que hizo Meg Ryan!
Bueno, no sabemos el tiempo que le duró la escena a Meg Ryan, porque luego lo que se incluye en la película depende del montaje. A mí se me respetó bastante de lo que hice (risas).
Una de las frases de la película es: «Cuando la fantasía se hace realidad deja de ser fantástica, y la fantástica vuelve a ser tu mujer». ¿Esto sería una conclusión a la que llegan los personajes después de su periplo por la infidelidad?
Esto se dice a posteriori. La película es un flash back. Las entrevistas serían el tiempo presente y toda la película es algo que ya ha sucedido. No hay que interpretarlo de una manera lineal.
¿Lluís Segura tenía claro qué personaje interpretaríais cada actor?
Sí, los personajes estaban bastante definidos desde el principio. A mí me vino muy bien, la almendra del personaje estaba muy clara, aunque a lo largo de la película entra en juego la improvisación y surgen cosas que no tienen nada que ver con lo que está escrito. Hay varias líneas: lo que tú te lees y te preparas en casa y luego cuando empiezas a trabajar con tu personaje. Tras lo que has hecho en tu casa de una manera estanca, conoces al resto de los actores y empiezas a establecer nexos. Y cuando te pones a rodar, cada uno de los actores aporta. Hubo varios cocinados, a tres tiempos o cuatro, lo que a mí me pareció muy enriquecedor.
¿Hubo buen ambiente durante el rodaje? Se nota mucha complicidad entre vosotros en la película.
Mucho, muy bueno. Luego también hubo momentos de mucha tensión durante el rodaje, porque, a ver, comprímelo en dos semanas y media cuando normalmente esto se rueda en cinco semanas. Trabajábamos muchas horas al día, con tomas muy largas, de noche… esto te descompensa todo. Hemos pasado por Vietnam. Lo que ocurre es que con el elenco y el equipo técnico hicimos una piña, aunque hubo roces y saltaron chispas. Creo que ha sido de los rodajes más extremos que he podido vivir. No obstante, me he reído muchísimo. Yo me he ‘meao’ de la risa conmigo mismo, cosa que no me había pasado en la vida.
¿Habéis rodado sólo en Barcelona?
Sí. En una peli normal, si ruedas en una discoteca la cierras, contratas una figuración, espacio controlado… Pero aquí, no. Nos fuimos el equipo de rodaje a una discoteca a altas horas de la noche, en el extrarradio de Barcelona, la gente como muy intoxicada, las pupilas eran… o sea no había ojos. Y nos soltaron ahí dentro. Hubo momentos en los que temías por tu propia vida. Pensábamos: «Aquí nos van a dar de hostias». «¡Mirad a los famosos!», gritaban. Nos íbamos de un lado a otro de la discoteca… Ha sido todo muy extremo.
Pero, ¿los clientes de la discoteca sabían de antemano que esa noche ibais a rodar allí?
No tenían ni puta idea. Los dueños y el staff de la discoteca sí lo sabían. Nosotros teníamos un espacio habilitado para nosotros. Pero el común de los mortales estaba mamao, borracho, drogado, y nosotros allí en medio intentado actuar. Estuvimos una noche entera. Y hay partes en las que estábamos rodando y un tío aparecía diciendo: «¡Ey, que quiero salir en la peli!». ¡Terrible! Corta y vámonos a otra parte de la discoteca. Preferíamos hacer esto a intentar debatir, porque si no te comen, habríamos acabado como el protagonista de ‘El perfume’.
¿Que papel juegan las mujeres en la cinta?
En un principio, en el guión sí aparecían las mujeres de los protagonistas, pero después fue sintetizándose y al final quedó así, una película de falso documental. De pronto, Lluís decidió prescindir de las mujeres porque prefirió que el espectador se imaginara a la mujer cada uno.
La cinta aborda un tema espinoso, desde el punto de vista de unos hombres que echan la culpa de la monotonía de su matrimonio a sus mujeres. La película, ¿tiene un mensaje machista o más bien todo lo contrario?
Es una película que no tiene ningún tipo de mensaje. No es ni machista, ni feminista. Esto es un cuento, un divertimento. Son las aventuras de un grupo de anormales que se creen que se van a comer el mundo y al final son unos tristes.
Una elemento muy cómico de la película es el coach, «El Maestro» que les da clases para aprender a seducir a las mujeres.
Ah, es maravilloso, The Teacher. Cierra el ojo y hasta le suena. El tío tiene tanto poder en sí mismo… Y Adrián Lastra estaba encantado de interpretar a este personaje porque decía: «Joder, a mí siempre me han llamado para hacer papeles de tarao, de border line, de feo…». Estuvo dos o tres días rodando y se fue encantadísimo. Fue maravilloso trabajar con él. Era todo brillo. «Pedir un beso es payasismo». El decálogo que tiene la película es maravilloso. La regla del cangrejo: ir hacia una chica y que parezca que te vas, que los pies apunten a la dirección opuesta al objetivo.
¿A qué público está destinada la película?
A la película puede venir todo tipo de público. Pero hay un target muy concreto: la gente de mi edad, entre los 35 y los 50, son personas que se van a reconocer muchísimo en la peli, que de pronto escuchan La Frontera y saben lo que está sonando. Y encima, ‘El límite’ entre el bien y el mal. Pero también puede venir gente de 18 años para pasar un buen rato viendo a este grupo de taraos, cómo la cagan cada vez más, cómo se meten en una bola de nieve o más bien de excrementos, porque no se puede ser más idiota.
Nos hacemos una foto contigo
No.
No es una pregunta, es una afirmación
Ja, ja, ja.