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Miguel Noguera: 'Es anómalo que tenga tanto público' en ESCENA as explicado multitud de veces lo que haces. Aun así, queremos preguntarte: ¿cómo le explicarías el Ultrashow a un niño de cinco años?

Probablemente no diferiría mucho de lo que le digo a un adulto, porque intento llevarlo un poco al mismo terreno. Pero le diría: normalmente, cuando pasa algo que me parece raro, curioso, gracioso o digno de recordar – “digno de recordar” para un niño [resalta] – yo lo anoto en una libreta o en mi móvil. Luego, cuando me invitan a actuar a un sitio, yo selecciono de esas cosas las que más me apetece explicar a la gente y las explico una tras otras como si fueran chistes, pero no hay chiste.

Hay de todo: desde cosas que alguien dijo equivocándose, también hay situaciones de estas que tú te puedes imaginar con tus amigos en el cole como “¿te imaginas que ahora el profesor se cae…?” Hay mucho de eso. También hago dibujos cuando la situación que me he imaginado da para hacer un dibujo fácil. Lo hago y lo proyecto en la pantalla. En el fondo es lo mismo que le digo que le digo a un adulto. Tú buscabas una definición muy buena para un niño, pero yo no sé hacerlo como un gran pedagogo, capaz de definir algo muy complejo de forma muy sencilla. [Pone tono de orador] “Hago pompas de jabón mentales”. “Son como pedetes de la imaginación”. No sé decir algo así, muy ingenioso, para un niño.

Antes de que te propusieran por primera vez llevar tus ideas al ámbito escénico, ¿tenías algún referente en la comedia?

Faemino y Cansado, por ejempo. Yo hice un curso de clown en una escuela de teatro…

[Llega la camarera del establecimiento en el que nos encontramos haciendo la entrevista y trae lo pedido previamente. Noguera le da las gracias y nos hace un apunte: “esto lo hace el entrevistado. Está siendo entrevistado y de vez en cuando dice ‘gracias, muchas gracias’”. Prosigue con la respuesta.]

Yo he hecho clown. Y cuando yo hacía mis coñitas de clown a veces tenía, sin querer – bueno, “sin querer queriendo” – , un poco de tonito de Faemino. Esa forma de hablar. Aunque también con el tiempo me parecía muy embarazosa. Pero es esta cosa de cuando eres joven, que te adhieres a fórmulas. Incluso te diría que ahora, a veces me he reconocido algún gesto o alguna forma de estar de Eva Hache. Pero una micra, no te digo que piense “cuidado, esto se me ha pegado de ver a Eva Hache por la tele”. Es una cuestión de personas que están en una escena y hacen cosas que tú ves en la tele o donde sea y a veces se te pegan. O entonaciones americanas. He notado que hay gente a la que se le pegan estas cosas de “y entonces fuimos a un bar”, esta cosa muy de cómico americano. Ves que siendo un cómico en español se le va un poco a la entonación americana, y es sin querer. Tienes admiración por algo e inconscientemente lo resuelves de la misma manera. Chiquito de la Calzada igual. Gritar algo y decir “hostia, es exactamente Chiquito”.

Has estudiado Bellas Artes. ¿Has integrado estas enseñanzas en los Ultrashow, más allá de los dibujos que realizas?

Totalmente. Si yo no hago Bellas Artes, esto no existe para nada. No es que sea en la forma, pero si el producto, lo que es el Ultrashow. Si se ha dado así es por haber estudiado Bellas Artes. Cuando me hablan de humor siempre intento llevarlo a que yo he dado Bellas Artes. Esta especie de libertad o de permiso son muy artísticas en ese sentido. La forma de hablar en un escenario no, pero los contenidos sí que viene de Bellas Artes, de ese clima de libertad. Lo bueno es que todo el rato estás cuestionándote las cosas, tu lugar en el mundo, tu máquina creativa y por qué haces esto. Esto sí que lo he heredado totalmente de estudiar Bellas Artes, esto de no interesarte en una tradición tanto como en conseguir una forma.

No “quiero hacerlo como este o cumplir estos parámetros” sino “si lo hago mal, ¿es por este motivo o este otro? ¿Qué se consigue?” Es una introspección constante entre forma y pensamiento que es muy de Bellas Artes, del arte contemporáneo. “¿Si pinto dos cuadros pinto sin marco?”. Bueno, sin marco, una decisión ya muy… Pero “¿pinto así o asá? O de repente el cuadro lo voy a poner en el suelo porque así la gente al entrar pensará que… “. Ese tipo de mierdas son muy de Bellas Artes, una especie de filosofía sobre la materia y la acción estética sobre la materia. Es lo que hace que haga estas cosas.

Hace un tiempo estuviste dando unos Ultrashow musicales, en los que interpretabas ideas musicalizadas con la ayuda de Dani Granados. ¿Cómo surgió este formato? ¿Volverá?

Óscar Abril Ascaso – que es comisario de arte y ha trabajado en el Sonar – gestionaba un espacio L’Estruch en Sabadell. Y me dijo “te invito a hacer algo aquí que no sea tu show normal. Lo que propone mi ciclo es que experimentes algo que te apetezca a ti”. Ya había hablado con Dani sobre mi inquietud por el tema musical, así que hicimos un Ultrashow musical en L’Estruch. Y se hizo en más sitios porque más o menos funcionó. Ahora está un poco de capa caída porque me he cansado de ese formato. Ahora mismo lo he dejado reposar.

¿Y los cánticos que preceden cada Ultrashow?

Lo del cántico ni me acuerdo. Un día me apeteció empezar cantando y ahí se quedó. Como las introducciones del show, que se instituyeron de forma muy rápida. Mostrar la portadita y hablar de la portadita. Meter contenido no tan de ‘ideas’ [las unidades básicas que componen el Ultrashow] como de “eh, este día vi por la tele tal y cual” y enrollarte un poco hablando. Surgen por una necesidad de estructurar, aunque el show se ha estructurado solo.

¿Hay algún elemento nuevo que hayas pensado en incluir?

No pienso nunca en qué introducir en el show. El show va funcionando. Me interesa ir metiendo ideas nuevas poco a poco. Ahora mismo lleva siendo así, con esta estructura, bastante tiempo. A veces he pensado en leer textos. Escribir algo para ser leído en público. Porque surge todo de modo muy accidental y por cosas que carecen supuestamente de ambición. Me pidieron un texto para una charla en Buenos Aires que tenía que ser un poco sesuda. Escribí un texto para leerlo y se incluía mucho el hecho de “estoy leyendo este texto”.

También he tenido que hacer una charla para Jonathan Millán [con el que colaboró en Hervir un oso] en una galería. Lo hice con tres amigos de Bellas Artes. Para mi parte de la charla también hice un texto. Y tiene algo ese formato de escribir y leerlo que me gusta. Es más poderoso porque lo has hilado tranquilamente y también hay algo extraño de “estoy hablándoos en directo pero a la vez está todo mediado por el texto” y eso da un momento raro. Podría haber un momento del show en el que se leyese. Pero ya te digo, es muy vago e igual no se realiza nada. Estas ideas surgen así.

Hablando sobre las propias ideas que cuentas, ¿qué es lo que te lleva a descartarlas? ¿Es tu cansancio hacia las mismas, su complejidad narrativa o una respuesta inesperada del público?

Una cosa es que descarte una idea y otra que la queme, que esté contando una idea durante medio año y la gente piense “esto ya lo escuché”. Hay ideas que han funcionado muy bien y han estado presentes muchos meses y otras que igual salen en un show o dos pero no cuajan. Yo sé que hay alguna idea con la que la gente no reacciona de un modo propio a la comedia, no se ríen, pero sé que funciona porque noto que la gente se queda fijada. Pero hay pocas de esas. Normalmente es eso sí, suele ser cómo reaccionan y si siento que hay algo poderoso que funciona bien.

Cuando llego a una idea de la que piense “uy, esto no me apetece”, me la suelo saltar. Me gusta que la cosa no decaiga, que vaya bien. En el fondo es esta cosa de atosigarse a sí mismo, de darse fusta, que luego hace que no vayas un poco más tranquilo. Es algo que ocurre en mi cabeza que yo desde fuera no sé cómo se vive. Esta lucha interna está muy presente. “Estas ideas ahora rápido”. Otras que tienen más historia se alargan mucho. Y esas, porque sé que el público me he dado el permiso y sé que hay suficientes momentos en la historia que funcionan. Entonces duran mucho, pero ya es algo preparado.

¿Hay alguna de tus ideas que te toque personalmente? Por ejemplo has declarado muchas veces tu cariño por tus gatos, pero en tus ideas sufren muchas jugarretas.

Había la idea esta del gato al que le dan una paliza. Pasa poco. Hay algunas que de repente tienen un contenido un poco emocional. Hay una esta noche que tiene… [No termina de decirlo, quizás para no hacerse spoiler]. Voy a meter un contenido que no se espera, de repente habrá un montón de sinceridad y de belleza del alma, dentro de una historia de patochada que va a llegar a un punto álgido. Es como una paradoja, como una coñita. Y esto sí que me gusta. Momento de “ahora voy a decir algo aquí un poco bonito”. Pero más precisamente por lo  disonante que es que “buah, en este momento se ha puesto a hablar de algo un poco profundo”.  Que en el fondo es algo bastante perverso. Es echar un ingrediente que rompe un poco esta cosa de chiste. Y esto sí, me gusta hacerlo de vez en cuando en según qué ideas.

Cuando hay cuestiones de muerte, pérdida y tal, a veces puedo meter ese momento. Hay algo también paródico. Y ahí lo disfruto porque sé que la gente no esperaba que me pusiese a hablar en serio. Y esta cosa grimosa de decir algo un poco triste sobre animales, esta cosa sensiblera de que a la gente le dé más pena que muera un animal a que muera un niño. ¡Pero dónde vas a parar! Eso es así. El animal que no tiene maldad, que es un ser noble y lo matan y piensas “pobrecillo”. En cambio, el niño…. Hay algo con eso, sí. Pero sólo esa idea de la fiesta en la que le pegan una paliza al gato. Todo es una cuestión de equilibrio. Hay una idea de esas en el todo el show. Puede estar porque el resto no es así.

Miguel Noguera: 'Es anómalo que tenga tanto público' en ESCENA

¿Te diviertes más actuando en tu propio Ultrashow, donde toda la presión recae sobre tu figura, o en las colaboraciones con Venga Monjas?

En el Ultrashow. Me lo paso bien con los Venga Monjas. Te diviertes bromeando. Es como cualquier juego teatral con amigos con los que te entiendes. Entonces es divertido. Sobre todo porque van con libertad y todo se integra [en las obras en las que colaboran], entonces te lo pasas bien en el sentido lúdico. Pero en el Ultrashow hay algo más de propuesta de lo que tú quieres decir. Lo otro es más un juego para mí, tiene algo de juego. Sufro mucho con estas cosas de la cámara, de repetir la toma, de no equivocarte. Cuando es improvisado tiene que surgir algo que esté bien y no siempre está dado que vaya a ir bien. Por lo tanto, tienes una presión un poco extraña.

Hay un corsé, ¿no?

Bueno, es que es inevitable. En el fondo siempre se da la cosa de que no puede darse paja durante horas, por muy bien que te lo pases tú. Es como especular y especular hasta conseguir algo que brille y mole, pero mientras tanto con calma. Pero tiene que haber esa especie de concentración. Porque si no, no sale nada, al final estás demasiado laxo. Siempre hay esta especie de trabajo de la mente, de esfuerzo. Y eso siempre te pone un poco en guardia. Esa es la putada. A mí ya me gustaría trabajar totalmente sin esfuerzo, que brote. De hecho, al final del Ultrashow estás tan a gusto que son los mejores momentos del show. Cuando no hay un esfuerzo, una lucha, un enfrentarse a sí mismo, para mí es lo mejor.

¿Cómo ha resultado tu experiencia en Argentina, con un público tan parecido y a la vez tan diferente al español?

Bien. He ido dos veces.  Prueba de que fue bien es que regresé. Aunque podía perfectamente no haber ido bien. Hay mucha diferencia. Allí no me conoce nadie, sólo los del entorno de la gente que organiza el show y la gente que haya podido leer alguna noticia o alguna entrevista. Pero relacionado con aquí, no tiene nada que ver. Entonces vas un poco acojonado. “Si he venido hasta aquí y lo hago mal o fatal es bien chungo porque queda otro día”. Fue muy bien y menos mal, porque no tenía nada claro. Al que me traía le gustaba mucho y a sus amigos. Pero era esta cosa de “buf, ahora me toca un público diferente”. Y no, entendían bien todo. Se reían, y me sorprendió que entraran tan fácilmente.

En España ya es anómalo que tenga tanto público, que haya tanta gente que conecte con esto y que por la calle la gente me diga que le encanta lo que haga

¿Crees que el Ultrashow es algo exportable, al menos a países…

Países de chichinabo. “¿Crees que podrías hacerlo en países de chichinabo?” Pero decirlo muy serio.

[Intento, entre risas, retomar la pregunta] ¿Crees que el Ultrashow cuajaría en los países de habla hispana más relacionados con lo español?

México es otro de los lugares en los que hay un grupo de gente que quería llevarme. Pero era todo muy “igual hacemos un crowdfunding”. Tiene que ser algo en lo que, por algún motivo, haya infraestructura. O cuentas con un teatro interesado, u organizas eventos de alguna forma, porque si tiene que partir de la nada es un desastre. Y no se dio. Pero era gente bastante afín, que dibujaban y tal. Se quedó como que no era viable. Pero sí, podría darse que de repente algún tipo de institución, entidad o colectivo viera la forma de organizar un show en México o en cualquier otro sitio. Pero claro, el problema es que probablemente son comunidades que gente a la que igual le mola lo mío, pero son 20 personas y los amigos que hayan arrastrado como mucho. Ese es el tema.

En Buenos Aires vino bastante gente, pero me consta que el tío hizo una campaña de difusión muy fuerte en sus círculos, que además eran bastante afines a esto, y que allí hay mucho movimiento cultural de ir al teatro. Y le fue bien, pero el tío arriesgó porque podía haber venido sólo su gente. En España ya es anómalo que tenga tanto público, que haya tanta gente que conecte con esto y que por la calle la gente me diga que le encanta lo que haga. Y si ves los vídeos, la mayoría están mal grabados, con mal sonido. Los vídeos son bastante equívocos, pueden generar rechazo fácilmente.

“Me pongo un vídeo, se oye mal y encima está este tío gritando”. Hay que hacer un esfuerzo para que guste. Y que tanta gente esté muy encendida con eso a mí me extraña, que sean tantos y de tan distinta procedencia. De todo tipo de tendencias y estratos. No es el mismo tipo de gente siempre. A mí siempre me resulta chocante. Que en Alicante las cuatro veces que he venido, ha venido mucha gente a verme. Ellos [en referencia a Clan Cabaret] tampoco es que hagan una súper promoción.

Nosotros nos enteramos siempre por tu Facebook.

Ya. En mi Facebook yo lo pongo ahí en la portada y a la semana lo anuncio, pero no soy un tío muy presente en las redes. Es que eso lo raro. Si [el Ultrashow] no es mediático, o no sale en la tele, no tiene sentido que venga la gente. Me parece muy raro.

Miguel Noguera: 'Es anómalo que tenga tanto público' en ESCENA Metiéndonos ya en el subgénero del post-humor en el que se te engloba, ¿crees que este tipo de humor es de alcance universal? Por ejemplo, ¿podría darse un Ultrashow en cualquier otro país e idioma europeo?

El post-humor es muy relativo. Una cosa es que yo, tal como soy yo, con mi idioma español y tal, llegue a conmover a un tío de Londres. Es más raro eso. A mí se me percibe mucho a través del idioma y de las sutilezas gestuales. Si hay un afecto por mí es que hay un tema de “me gusta cómo habla, cómo entona”. Pero esto un inglés no lo percibe, él percibe la información cruda, que es bastante pobre. Como el Ultrashow está todo envuelto de  mi presencia o tono, igual no es exportable a otros idiomas u otros contextos. Pero el espíritu de lo que yo hago… David Shrigley, en el fondo, es cercano a lo que pueda hacer yo. Hay humores o miradas que no creo que sean algo local en el sentido casi folklórico, que si no eres español no lo entiendas.

Hay humoristas como El Casta en Mallorca, que a mí me gusta mucho. Es súperfamoso en Mallorca. Habla en castellano pero con el acento mallorquín, las expresiones mallorquinas y algo de ser mallorquín que, claro, si el tío intenta hacerlo en Badajoz la gente percibiría que no está dirigido a ellos. Pero la maniobra mía no es que sea típica. El espíritu de los Chanantes es parecido al de algunas propuestas de fuera. El Tim and Eric Awesome Show, lo ves y es muy ‘vengamonjil’ y ‘chanante’ en el fondo. Otra cosa es que claro, el aroma ese ‘chanante’ es difícil que lo capte alguien foráneo. Tienes que hacer un esfuerzo extra para entrar en eso y se ven unas afinidades extrañas. No creo que sea una cosa española, pero el tono sí es un lenguaje español. Aunque en Suecia también hay humoristas que ves que tienen la coña un poco parecida a lo que pueda haber aquí, pero en sueco. El ser del lenguaje se solapa con la propuesta. Para mí es muy musical.

Muchas veces pasa que tienes con gente afín como una música o una forma de pronunciar palabras o un deje. Al final son territorios rollo pájaro. Este tío, la forma que habla, los contenidos, cómo reacciona ante los estímulos, ante esta cuestión de lo delirante muy masculina, esta cosa como tonta de los problemas entre tíos. Es un poco juvenil, bobo. Pero esta bobería es muy del ser del idioma. Es por eso que crees que fuera de España el post-humor no cuajaría, porque lo estás relacionando íntimamente con el español o con entonaciones y reacciones españolas. Creo que para un extranjero es difícil encontrar ese nexo pero existe. Esa disposición ante el mundo creo que es Occidental, no sólo española. Ese tipo de coñita creo que está en cualquier país occidental.

Alrededor del post-humor estáis formando una especie de comunidad. Noguera, Venga Monjas, Pioneros del Siglo XXI, Haciendo la mierda, etc. Soléis colaborar los unos con los otros sin ningún reparo, pese a que vuestras propuestas difieren. ¿Es el humor el nexo de unión o hay algo más?

Creo que el tema de todas estas propuestas es que no hay un canon sino un tema de gente que ha montado su cabañita, son compatibles en el sentido de que sólo pueden competir con ellas mismas. Porque Venga Monjas y Haciendo la mierda en el fondo cada uno tienen una forma de proceder que es distinta. Pero aun así hay como puentes y eso es lo que hace que no haya competitividad. También está el hecho de que es una escena muy pequeña, en realidad. Se recorre rápidamente. Y claro, no es que se sortee una beca para uno de ellos y tengan que competir. No se dan situaciones que favorezcan la competencia, sino que también se percibe que los que siguen a uno llegan a los otros a través de ése. Por lo que siempre te beneficia aparecer junto a ellos, no desmarcarte. Te sirve mucho.

Canódromo Abandonado me gustan mucho. Quieres, en el fondo, reivindicarlos: “hey, si te miras esto, quizás entiendas más mi postura” o “hay otros ejemplos de esto sin ser lo mismo para nada”. El tema es que no está claro qué hacemos. No es que seamos músicos y hagamos discos. Hacemos vídeos, de repente alguno hace un cómic o lo que sea. Pero cada uno está muy separado de los demás. Creo que es eso lo que favorece.

Los Chanantes han sido absorbidos por el mundo de la publicidad y el cine. De esta generación del post-humor, Venga Monjas ya hacen publicidad. ¿Se atisba un cambio de dominio generacional?

Es muy diferente. Es que todo del problema este de las plantillas, de reducirlo a “estos hicieron esto, ahora esos otros hacen lo que hicieron estos”. Ellos [los Chanantes] vienen de otra onda y muchos se han convertido en actores. Los Venga Monjas son dos bichos raros y muy crípticos. No se puede establecer analogías. Los Venga Monjas están abiertos a publicidad porque para ellos esto es un trabajo, quieren conseguir trabajar de esto. Están abiertos a todo y juegan a todo, por jodido que sea. Es casi un reto de “adelante, ¿qué quieres que hagamos?”. Tienen esas tragaderas porque es parte de su actitud de “bueno, no somos gente del entretenimiento y del humor y nos adaptamos”. Y qué coño, es un juego, es una negociación muchas veces. Eso lo tienen ellos, yo no podría, yo no parto de ahí, ni hago encargos, ni me gusta pensar “ahora hay que salvar esta papeleta”.

Soy de un método de hacer siempre lo mismo, mis ideas, mi show, mis libros… Todo homogéneo, todo igual. ¿Qué cuanto más conocido eres, más fácil es que puedas salir en la tele? Claro, es lógico. La industria es consciente de que tienes público y de que eres vendible para mucha gente. sin que la cosa sea muy extraña. Te propone cosas, claro. Pero [volviendo a la generación del post-humor] son casos muy diversos. El Mundo Today hacen El Mundo Today. Querido Antonio está ahí en El Intermedio haciendo vídeos desde hace años y luego hace sus cosas propias.

A propósito, ¿te han ofrecido hacer cine o publicidad? En cualquier caso, ¿te gustaría?

No soy actor, no sé actuar. No me han ofrecido nada, porque la gente intuye perfectamente que no soy actor. Es “este tío me hace gracia porque es ese tío de los shows, pero lo que está haciendo aquí lo hace cualquiera”. No soy buen actor, a mí me das un texto y lo intepretaría mediocre. No me gusta actuar fuera de hacer un poco de mí mismo y de cosas un poco frívolas y delirantes. Eso es fácil porque tampoco tienes  que hacer una laboral actoral clásica. Yo puedo hacer esto, decir algo que sea mentira pero en este tono. Es lo que sé hacer, pero de ahí a ser actor, nada. Publicidad, por ejemplo, mi política es que espero no tener que hacerla. Si es posible no hacerla, mejor. Pero yo entiendo a la gente que la hace porque al fin y al cabo te dan dinero. Muy pocas veces me han ofrecido hacer. Me han ofrecido hacer un Ultrashow para una cena de empresa como la SEAT durante cuatro noches. Por mucho que me paguen, no tiene sentido. No les va a gustar, están borrachos, que busquen a un tío que pegue con eso, que se monte un monólogo con coches. O para una cadena de hoteles. Pero publicidad, creo que dos  veces en tres años y siempre ha sido fácil decir que no porque no tenía sentido. Nunca me he visto confrontado. Como sponsor no es tan problemático. En plan “este show lo paga tal cerveza” pero tú tienes que hacer el show de siempre. Pero publicidad, de tener que hacer yo algo para una marca, nunca me lo han pedido. Pero también es ¿qué marcas hay que peguen conmigo? No soy muy mediático.

Si hubiera, sería porque ya estaría metido en alguna cuestión televisiva. En la tele no me puedes meter fácilmente, porque no soy fácil de ver en la tele. Yo espero no tener que ser imagen para una marca, porque es violento por las connotaciones que tiene. Si puedo librarme, perfecto. No es que esté en contra, pero es un ejercicio demoníaco. “Qué bueno el chicle este” [como en un anuncio], aunque hagas bromas del chicle. Venga Monjas les pega más porque son más americanos, más cínicos en ese sentido. Para mí sería más violento verme ahí. Pero para los seguidores, “buah, el pobre hombre anunciando un chicle”. No sé en qué escenario tendría que verme para caer en eso.

Miguel Noguera: 'Es anómalo que tenga tanto público' en ESCENA

Un tópico de las entrevistas: de la actualidad en cine, música, cómics, etc. ¿Qué te gusta?

Soy muy poco cinéfilo, muy de pocas pelis. Tengo unos gustos muy concretos. Mi problema es de hábito, no tengo hábitos. Pasan las semanas y no voy al cine. Me entero de que hay pelis y las apunto en una lista y ya las veré algún día. No voy nunca a conciertos de grupos, jamás. No miro ninguna agenda cultural, no sé si hay exposiciones. Si voy es porque algún amigo me lo dice o porque estoy obligado porque coincide que estoy metido en eso. En los últimos años han pasado cosas en Barcelona que ni sabía que han pasado. [Me ve haciendo una marca en la hoja donde tengo escritas algunas preguntas] Lo tacha, ¿no? Como “¡Vaya mierda!” [risas]. Pero siempre tengo esa sensación de culpa porque no voy a cine. Le preguntaba a Carlo [Padial] por pelis de terror que me gustan mucho, y me las apuntaba. A veces veo pelis de terror que me gustan mucho. Y mira, porque hay Spotify y porque ahí puedo escuchar rápidamente cosas, pero escuchar grupos me aburre un poco porque es una cuestión de códigos y a mí me gusta la música en sí. Tiene que ser un grupo muy bueno musicalmente. Todo lo que es pop y rock me parece aburrido. Es bonito, está bien, pero no me voy a poner a escuchar esto una hora. Mecano me gusta por mi infancia. Me lo puedo poner una tarde. Pero, en fin que está muy roto eso y no sé cómo arreglarlo.

De repente algún autor que me pueda gustar como Leo Masliah, que es un tío uruguayo que me recomendaron y me pareció bastante singular y me gustó. Mi novia me dijo “está en Barcelona, ¿vamos a verlo?” y de repente me doy cuenta de que han pasado tres meses desde ese momento. A veces pienso “voy a ver expos de artes otra vez” e ir a sitios de arte en Barcelona, pero al final nada. Sí que me gustan autores de cómic. Johnny Ryan, ¿te suena? El tío este de [el magazine online] Vice, que es muy escatológico, muy americano. Frederick Fleury, que es francés. Este comic arty que se va a la ilustración. Hay un chico que se llama Matthew Lock, que lo he mencionado en alguna entrevista. No paro de entrar en su Flickr y en su bitácora, el Live Journal que tiene. No escribe nunca. Con él tengo una fijación de ir a mirar casi a diario. Es casi una especie de romanticismo extraño de “este tío sí”. Es un tema que no tiene ninguna racionalidad detrás. “Ahora voy a escuchar este disco obsesivamente”. “He escuchado este nombre, lo voy a buscar un buen rato. Lo he escuchado en un documental de la radio sueca”. Es una especie de deriva muy anárquica que no… [Hace un gesto de disgusto] Y no hay un rigor mínimo y unos hábitos. Es un problema, en el fondo. Hago un poco el ridículo, porque si eres un miembro de eso se te presupone cierto conocimiento.

Al menos dentro de tu contexto ¿te consideras famoso?

Si lo cogemos dentro del terreno del post-humor, soy uno de los hombres que se citan y la gente conoce lo que hago. Pero no soy una persona famosa.

¿Te reconocen por la calle?

Muy poco. Me reconocen, pero la mayor parte del tiempo soy un ser anónimo por la calle. Y menos mal. Depende mucho del barrio y del momento. Ahora me ha parado un chico por la calle, un chico así como skater, con sus amigos skaters. “Tío, me gustas mucho, una foto”. Esto pasa a veces, pero si voy por la calle, sé que aquí nadie sabe.

Y lo prefieres así

Hombre, claro. Bueno, lo prefiero así pero lo otro implica que estás muy estable y que al menos a largo plazo tienes la vida resuelta. Y en mi caso igual en cinco años estás trabajando en otra cosa. No se sabe. Cuando  eres minoritario, siempre tienes el terror de que la cosa se hunda.

Aquí viene otro tópico: ¿A qué preferirías dedicarte si no fueses humorista?

Si no me ganara la vida con esto probablemente trabajaría de teleoperador. Ahora ya no estudiaría nada ni intentaría nada. El panorama es muy malo para encontrar trabajo, así que imagínate que siendo viejo me pongo a estudiar. Además, con la edad que tengo, no tengo interés a nivel de interacción social más allá de mis cuatro rutinas. Si tengo que trabajar, que sea un trabajo lo menos invasivo posible, que pueda hacerlo de forma anónima y mecánica. Que no me toque mucho la moral, que no me ponga en un compromiso. Si no pudiera ganarme la vida con esto, un sitio que no me toque mucho la moral y no quiero saber nada más.

¿Aprovechas para hacer turismo por las ciudades que visitas?

Voy a ver iglesias, catedrales. Siempre es lo mismo. Es un coleccionismo. Pero no digo ¿qué museos hay en la ciudad? ¿Qué conciertos hay en la ciudad? Eso no está en mi modo de vida.

Esta entrevista es para una revista online alicantina, así que la siguiente pregunta es de rigor. ¿Qué te parece Alicante?

No sé, siempre ha ido muy bien aquí. Llevo viniendo cuatro años. Hay otras ciudades de este rango de población en la que no he actuado nunca. Por lo que aquí hay algo que no sé qué es, pero sí que hay mucha gente que lo sigue y siempre ha ido muy bien. El show va bien. En ese sentido, bien.Miguel Noguera: 'Es anómalo que tenga tanto público' en ESCENA

Antes de acabar voy a volver al post-humor. Te voy a nombrar una serie de autores y me dices qué te parece lo que hacen. El primero es el ilicitano Héctor Bometón, también conocido como Mierdecitas.

He colaborado con él. Las viñetas que hace están muy bien, muy chulas. Es muy fino. Cada una está muy pensada y muy bien dibujada. Forma parte del grupo este [del post-humor]. Está muy bien.

Álvaro Carmona

Muy amigo. He ido a ver todos sus espectáculos.

Hacéis algo que a primera vista puede incluso parecerse.

Qué va, lo suyo es bastante peculiar en España. Él está muy influido por América, le gusta mucho. Es muy americano el tío. Pero claro, además es súper riguroso el tío. Es muy brillante como guionista. Todo lo que hace, aparte de que es peculiar, lo hace mediante su sistema obsesivo. Su espectáculo es perfecto. El último que fui a ver incluso se subía gente al escenario y ahí ya interaccionaba con ellos de un modo que añadía dimensiones a lo que hace. El último espectáculo que vi, YoSoy, me moló muchísimo.

Carlo Padial

Ayer estuve con Carlo en Abycine [Festival de Cine Independiente de Albacete] presentando Taller Capuchoc [dirigida por Carlo Padial y protagonizada por Noguera]. Lo que Carlo tiene es que es un tío muy lúcido y muy bueno definiendo escenas, situaciones y tramas. Aparte que tiene mucha cultura y de alguna forma es muy bueno ubicando cosas. Me gusta mucho eso y todo lo que escribe y todo ese mundo que tiene de neura. El tío produce mucho. De hecho, trabaja mucho. Escribe mucho y no para, tiene muchas ideas el tipo. [Se burla de su propia frase, muy a su estilo] Opiniones de mierda: “tiene muchas ideas, no para”.

Joan Cornellà

Este ha salido de España gracias a estas planchas mudas que hace. Los plafones estos. Sí, este ha dado con una especie de ente perfecto, una formulación muy sólida que llega muy bien. Me gustó mucho. Muchos [nombres que le propongo] son de la escena esta [del post-humor]. Sería raro que yo de repente de dijera [algo negativo]. En el fondo te estoy diciendo “ah, muy bien muy bien”.

Canódromo Abandonado, que ya los has mencionado anteriormente.

Ellos realmente son los que a mí me de algún modo me han sorprendido más. Hablando de libertad o punto de vista, son los que más me han sorprendido. Totalmente. Con los que yo he dicho realmente “hostia, muy bien esta gente”. Sí que me han sobrepasado o sorprendido. No me esperaba que hubiera algo así.

Por último, desahógate de Venga Monjas

Somos muy amigos. Cuidado, no es que nos veamos. No tenemos el hábito de vernos. Con Xavi sí. No somos “los tres siempre juntos”. Con Xavi me voy viendo y vamos al cine y tomamos café. A Esteban lo veo más cuando hacemos algo los tres. Pero hay mucho afecto y nos entendemos muy bien. Son muy peculiares los tipos, son muy personaje, y cada vez más, diría. Entre entrañable y agresivo. Son muy ellos, los dos niños raros, y eso está muy bien pero a la vez es más llamativo porque a la vez están más metidos en su mundo. Cada vez tienen más reconocimiento y trabajan y funcionan más. Con el tiempo tienen un aura cada vez más extraña. Es como que empiezan a hacerse viejos. De alguna forma es como esta extrañeza de “hostia, se están haciendo mayores y ahí siguen como los Venga Monjas”. Pero más serio.

Van a acabar como en el vídeo de Amour. [Dice Jorge Moreno, que me acompaña tomando las imágenes que ilustran el artículo]

Van a acabar así. Cada vez tienen unas connotaciones más siniestras y a mí me gusta todo eso. Cada vez tienen más fuerza porque es más en serio, son más adultos, invierten más energías.

Por último, ¿qué esperas esta noche?

Espero que vaya bien. Espero no estar cansado, porque siempre tengo miedo de cómo me va a ir la cabeza. Pero hoy estoy tranquilo.

¿No esperas histerias o momentos de casquería?

Momentos de casquería (risas). ¿Cómo de vísceras?

O alguien que te moleste. ¿El público alguna vez te ha interpelado?

No, espero que no. Nunca he tenido un ‘heckler’ de estos, uno que esté todo el rato dando por culo. Y es suerte y es raro, porque haciendo lo que hago podría haber algún tío. A veces hay alguno que habla un poco, pero en seguida se calla. Lo hablaba con Carlo. Habían ido a ver a Joaquín Reyes, que tuvo durante todo durante toda la función a un tío que se burlaba de él con gritos. Y el tío lo llevó muy bien, lo integró pero sin darle mucha coba y aguantó todo el espectáculo, no le echaron de la sala. Y puede pasar. El mismo Carlo había tenido a un par de personas en plan diciendo “esto es una pérdida de tiempo, vámonos” en voz alta. Y él les dijo “Tú debes de trabajar poniendo conos en una autopista, y ¿esto es una pérdida de tiempo?” Les dijo algo como muy… y se quedaron… [risas]. Yo no sería capaz. Si alguien habla, si me pasara, no sé qué haría. Me daría mucho palo en plan “ahora qué hago, tengo que explicar esto para este tío”.

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Graduado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Miguel Hernández (CE Ciudad de la Luz). Director adjunto del Festival de Cine de Sant Joan d’Alacant, ex-director de la Filmoteca Sant Joan y profesional - es decir, chico para todo - en la realización de audiovisuales desde hace más de un lustro.

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